Supongo que como buenos rockeros inconscientes que somos, todos habremos tenido algún comportamiento reprobable o habremos vivido algún suceso cachondo estando bajo los efectos del alcohol, y como buenos abuelos cebolletas que somos seguro que nos encanta explicarlo. Voy a empezar con una situación que viví hace muchos años, no es nada destroyer pero la recuerdo con cariño.

Cuando a mis 18 años me saqué el carnet y me compré mi primer coche, un ruinoso Renault 7 que me vendió un mecánico de mi barrio por cuatro duros, a alguien de mi grupo de amigos se le ocurrió bautizarlo haciendo un viaje a Huesca para visitar a un colega que teníamos allí. Ni cortos ni perezosos llamamos al tipo para que nos reservara alojamiento y a los pocos dias partimos nueve o diez personas a bordo de mi flamante auto y el de una amiga ,que respondía al apodo de "Carlos Sáinz",  rumbo a un albergue situado entre Ainsa y Boltaña, y que era un antiguo monasterio. Al llegar allí descubrimos que éramos los únicos huéspedes, el sitio era tétrico, con sus grandes salas, su claustro, su capilla, todo muy ambiente película de terror adolescente. Lógicamente lo primero que hicimos fue ir al pueblo a comprar bebidas para hacer un "agua de Valencia", una especie de matarratas que yo nunca había probado, pero que se componía de licores varios, como brandy, ginebra, vodka, zumo de naranja y no sé qué más, aquello entraba que daba gusto. En plena cogorza llega el colega maño y nos propone ir a cenar a Ainsa, y posteriormente continuar la farra en un pub del pueblo. En el grupo de amigos que íbamos a los únicos a los que nos gustaba el rock eramos otro tio y yo, y recuerdo vagamente haber tenido una conversación entre cubata y cubata en la que yo empecé a ensalzar a Jimi Hendrix y el otro me dijo que lo consideraba poco menos que un payaso, pero como era colega y me grababa cintas no se lo tuve en cuenta. Después de eso alguien tuvo una idea brillante, subirnos a la muralla de Ainsa, no debía ser ni medianoche y llevábamos un ciego de mucho cuidado, y allí que nos fuimos, el tio que odiaba a Hendrix, otros dos y yo escalando la muralla, que en aquel entonces estaba en ruinas, no como ahora, y caminando por las almenas a gatas, dado que teníamos evidentes dificultades para mantener el equilibrio. Poco después el anti-Jimi se sintió indispuesto a causa de la altitud y tuve que coger el coche para llevarlo al albergue, no habría ni diez minutos, pero entre el ciego que yo llevaba y las paradas que tuvimos que hacer para potar en la cuneta, creo que trancurrió como una hora o así, el caso es que lo dejé durmiendo y volví al pueblo a por los demás. Después de varias rondas decidimos volver al monasterio y nos metimos en una gran sala amueblada con unos butacones antiguos a seguir el cachoneo, al cabo de un rato nos percatamos de que una de las chicas se había quedado dormida. Se nos ocurrió irnos todos a la habitación, ponernos el pijama y volver a despertarla diciéndole que llevaba allí durmiendo sola dos horas. El rebote que pilló la chica fué de los que hacen época, que si éramos unos cabrones, que si se llega a despertar sola en un sitio tan siniestro le da un infarto, los demás nos descojonábamos, ni que decir tiene. La mantuvimos engañada una semana o así, y cuando le dujimos la verdad se cabreó todavía más. Al dia siguiente visita al parque nacional de Ordesa, excursión a la cola de caballo (una catarata), lloviendo y con una resaca de mil pares de cojones. Ya de vuelta a casa "Carlos Sáinz" y yo tuvimos varios piques por la carretera, de los que mi viejo cacharro debió resintirse y nada más dejar a los pasajeros en sus casas reventó el radiador, y ahí acabó el periplo de mi primer coche. En fin, no es nada comparado con tirar muebles por el balcón de un hotel o meter un coche en la piscina, pero a nuestra manera disfrutamos de aquel etílico y pirenáico fin de semana.

Rafa Hell escribió:

Supongo que como buenos rockeros inconscientes que somos, todos habremos tenido algún comportamiento reprobable o habremos vivido algún suceso cachondo estando bajo los efectos del alcohol, y como buenos abuelos cebolletas que somos seguro que nos encanta explicarlo. Voy a empezar con una situación que viví hace muchos años, no es nada destroyer pero la recuerdo con cariño.

Cuando a mis 18 años me saqué el carnet y me compré mi primer coche, un ruinoso Renault 7 que me vendió un mecánico de mi barrio por cuatro duros, a alguien de mi grupo de amigos se le ocurrió bautizarlo haciendo un viaje a Huesca para visitar a un colega que teníamos allí. Ni cortos ni perezosos llamamos al tipo para que nos reservara alojamiento y a los pocos dias partimos nueve o diez personas a bordo de mi flamante auto y el de una amiga ,que respondía al apodo de "Carlos Sáinz",  rumbo a un albergue situado entre Ainsa y Boltaña, y que era un antiguo monasterio. Al llegar allí descubrimos que éramos los únicos huéspedes, el sitio era tétrico, con sus grandes salas, su claustro, su capilla, todo muy ambiente película de terror adolescente. Lógicamente lo primero que hicimos fue ir al pueblo a comprar bebidas para hacer un "agua de Valencia", una especie de matarratas que yo nunca había probado, pero que se componía de licores varios, como brandy, ginebra, vodka, zumo de naranja y no sé qué más, aquello entraba que daba gusto. En plena cogorza llega el colega maño y nos propone ir a cenar a Ainsa, y posteriormente continuar la farra en un pub del pueblo. En el grupo de amigos que íbamos a los únicos a los que nos gustaba el rock eramos otro tio y yo, y recuerdo vagamente haber tenido una conversación entre cubata y cubata en la que yo empecé a ensalzar a Jimi Hendrix y el otro me dijo que lo consideraba poco menos que un payaso, pero como era colega y me grababa cintas no se lo tuve en cuenta. Después de eso alguien tuvo una idea brillante, subirnos a la muralla de Ainsa, no debía ser ni medianoche y llevábamos un ciego de mucho cuidado, y allí que nos fuimos, el tio que odiaba a Hendrix, otros dos y yo escalando la muralla, que en aquel entonces estaba en ruinas, no como ahora, y caminando por las almenas a gatas, dado que teníamos evidentes dificultades para mantener el equilibrio. Poco después el anti-Jimi se sintió indispuesto a causa de la altitud y tuve que coger el coche para llevarlo al albergue, no habría ni diez minutos, pero entre el ciego que yo llevaba y las paradas que tuvimos que hacer para potar en la cuneta, creo que trancurrió como una hora o así, el caso es que lo dejé durmiendo y volví al pueblo a por los demás. Después de varias rondas decidimos volver al monasterio y nos metimos en una gran sala amueblada con unos butacones antiguos a seguir el cachoneo, al cabo de un rato nos percatamos de que una de las chicas se había quedado dormida. Se nos ocurrió irnos todos a la habitación, ponernos el pijama y volver a despertarla diciéndole que llevaba allí durmiendo sola dos horas. El rebote que pilló la chica fué de los que hacen época, que si éramos unos cabrones, que si se llega a despertar sola en un sitio tan siniestro le da un infarto, los demás nos descojonábamos, ni que decir tiene. La mantuvimos engañada una semana o así, y cuando le dujimos la verdad se cabreó todavía más. Al dia siguiente visita al parque nacional de Ordesa, excursión a la cola de caballo (una catarata), lloviendo y con una resaca de mil pares de cojones. Ya de vuelta a casa "Carlos Sáinz" y yo tuvimos varios piques por la carretera, de los que mi viejo cacharro debió resintirse y nada más dejar a los pasajeros en sus casas reventó el radiador, y ahí acabó el periplo de mi primer coche. En fin, no es nada comparado con tirar muebles por el balcón de un hotel o meter un coche en la piscina, pero a nuestra manera disfrutamos de aquel etílico y pirenáico fin de semana.

hayyyyyy//esos tiempos de granos y pelusilla..jeje..Cachonda anecdota..

Es curioso como todo el que se saca el carnet, suelen pillar un renault,,,ya sea 5 o 7.

el murciélago escribió:

Rafa Hell escribió:

Supongo que como buenos rockeros inconscientes que somos, todos habremos tenido algún comportamiento reprobable o habremos vivido algún suceso cachondo estando bajo los efectos del alcohol, y como buenos abuelos cebolletas que somos seguro que nos encanta explicarlo. Voy a empezar con una situación que viví hace muchos años, no es nada destroyer pero la recuerdo con cariño.

Cuando a mis 18 años me saqué el carnet y me compré mi primer coche, un ruinoso Renault 7 que me vendió un mecánico de mi barrio por cuatro duros, a alguien de mi grupo de amigos se le ocurrió bautizarlo haciendo un viaje a Huesca para visitar a un colega que teníamos allí. Ni cortos ni perezosos llamamos al tipo para que nos reservara alojamiento y a los pocos dias partimos nueve o diez personas a bordo de mi flamante auto y el de una amiga ,que respondía al apodo de "Carlos Sáinz",  rumbo a un albergue situado entre Ainsa y Boltaña, y que era un antiguo monasterio. Al llegar allí descubrimos que éramos los únicos huéspedes, el sitio era tétrico, con sus grandes salas, su claustro, su capilla, todo muy ambiente película de terror adolescente. Lógicamente lo primero que hicimos fue ir al pueblo a comprar bebidas para hacer un "agua de Valencia", una especie de matarratas que yo nunca había probado, pero que se componía de licores varios, como brandy, ginebra, vodka, zumo de naranja y no sé qué más, aquello entraba que daba gusto. En plena cogorza llega el colega maño y nos propone ir a cenar a Ainsa, y posteriormente continuar la farra en un pub del pueblo. En el grupo de amigos que íbamos a los únicos a los que nos gustaba el rock eramos otro tio y yo, y recuerdo vagamente haber tenido una conversación entre cubata y cubata en la que yo empecé a ensalzar a Jimi Hendrix y el otro me dijo que lo consideraba poco menos que un payaso, pero como era colega y me grababa cintas no se lo tuve en cuenta. Después de eso alguien tuvo una idea brillante, subirnos a la muralla de Ainsa, no debía ser ni medianoche y llevábamos un ciego de mucho cuidado, y allí que nos fuimos, el tio que odiaba a Hendrix, otros dos y yo escalando la muralla, que en aquel entonces estaba en ruinas, no como ahora, y caminando por las almenas a gatas, dado que teníamos evidentes dificultades para mantener el equilibrio. Poco después el anti-Jimi se sintió indispuesto a causa de la altitud y tuve que coger el coche para llevarlo al albergue, no habría ni diez minutos, pero entre el ciego que yo llevaba y las paradas que tuvimos que hacer para potar en la cuneta, creo que trancurrió como una hora o así, el caso es que lo dejé durmiendo y volví al pueblo a por los demás. Después de varias rondas decidimos volver al monasterio y nos metimos en una gran sala amueblada con unos butacones antiguos a seguir el cachoneo, al cabo de un rato nos percatamos de que una de las chicas se había quedado dormida. Se nos ocurrió irnos todos a la habitación, ponernos el pijama y volver a despertarla diciéndole que llevaba allí durmiendo sola dos horas. El rebote que pilló la chica fué de los que hacen época, que si éramos unos cabrones, que si se llega a despertar sola en un sitio tan siniestro le da un infarto, los demás nos descojonábamos, ni que decir tiene. La mantuvimos engañada una semana o así, y cuando le dujimos la verdad se cabreó todavía más. Al dia siguiente visita al parque nacional de Ordesa, excursión a la cola de caballo (una catarata), lloviendo y con una resaca de mil pares de cojones. Ya de vuelta a casa "Carlos Sáinz" y yo tuvimos varios piques por la carretera, de los que mi viejo cacharro debió resintirse y nada más dejar a los pasajeros en sus casas reventó el radiador, y ahí acabó el periplo de mi primer coche. En fin, no es nada comparado con tirar muebles por el balcón de un hotel o meter un coche en la piscina, pero a nuestra manera disfrutamos de aquel etílico y pirenáico fin de semana.

hayyyyyy//esos tiempos de granos y pelusilla..jeje..Cachonda anecdota..

Es curioso como todo el que se saca el carnet, suelen pillar un renault,,,ya sea 5 o 7.

Cierto, mi hermana se agenció un R5 al cabo de poco.

Ahora que me acuerdo, y ya que últimamente son muy apreciados por este foro los comentarios sobre repostería, diré que el amigo al que fuimos a ver nos trajo para desayunar unas exquisitas trenzas de Huesca.

el murciélago escribió:

Rafa Hell escribió:

Supongo que como buenos rockeros inconscientes que somos, todos habremos tenido algún comportamiento reprobable o habremos vivido algún suceso cachondo estando bajo los efectos del alcohol, y como buenos abuelos cebolletas que somos seguro que nos encanta explicarlo. Voy a empezar con una situación que viví hace muchos años, no es nada destroyer pero la recuerdo con cariño.

Cuando a mis 18 años me saqué el carnet y me compré mi primer coche, un ruinoso Renault 7 que me vendió un mecánico de mi barrio por cuatro duros, a alguien de mi grupo de amigos se le ocurrió bautizarlo haciendo un viaje a Huesca para visitar a un colega que teníamos allí. Ni cortos ni perezosos llamamos al tipo para que nos reservara alojamiento y a los pocos dias partimos nueve o diez personas a bordo de mi flamante auto y el de una amiga ,que respondía al apodo de "Carlos Sáinz",  rumbo a un albergue situado entre Ainsa y Boltaña, y que era un antiguo monasterio. Al llegar allí descubrimos que éramos los únicos huéspedes, el sitio era tétrico, con sus grandes salas, su claustro, su capilla, todo muy ambiente película de terror adolescente. Lógicamente lo primero que hicimos fue ir al pueblo a comprar bebidas para hacer un "agua de Valencia", una especie de matarratas que yo nunca había probado, pero que se componía de licores varios, como brandy, ginebra, vodka, zumo de naranja y no sé qué más, aquello entraba que daba gusto. En plena cogorza llega el colega maño y nos propone ir a cenar a Ainsa, y posteriormente continuar la farra en un pub del pueblo. En el grupo de amigos que íbamos a los únicos a los que nos gustaba el rock eramos otro tio y yo, y recuerdo vagamente haber tenido una conversación entre cubata y cubata en la que yo empecé a ensalzar a Jimi Hendrix y el otro me dijo que lo consideraba poco menos que un payaso, pero como era colega y me grababa cintas no se lo tuve en cuenta. Después de eso alguien tuvo una idea brillante, subirnos a la muralla de Ainsa, no debía ser ni medianoche y llevábamos un ciego de mucho cuidado, y allí que nos fuimos, el tio que odiaba a Hendrix, otros dos y yo escalando la muralla, que en aquel entonces estaba en ruinas, no como ahora, y caminando por las almenas a gatas, dado que teníamos evidentes dificultades para mantener el equilibrio. Poco después el anti-Jimi se sintió indispuesto a causa de la altitud y tuve que coger el coche para llevarlo al albergue, no habría ni diez minutos, pero entre el ciego que yo llevaba y las paradas que tuvimos que hacer para potar en la cuneta, creo que trancurrió como una hora o así, el caso es que lo dejé durmiendo y volví al pueblo a por los demás. Después de varias rondas decidimos volver al monasterio y nos metimos en una gran sala amueblada con unos butacones antiguos a seguir el cachoneo, al cabo de un rato nos percatamos de que una de las chicas se había quedado dormida. Se nos ocurrió irnos todos a la habitación, ponernos el pijama y volver a despertarla diciéndole que llevaba allí durmiendo sola dos horas. El rebote que pilló la chica fué de los que hacen época, que si éramos unos cabrones, que si se llega a despertar sola en un sitio tan siniestro le da un infarto, los demás nos descojonábamos, ni que decir tiene. La mantuvimos engañada una semana o así, y cuando le dujimos la verdad se cabreó todavía más. Al dia siguiente visita al parque nacional de Ordesa, excursión a la cola de caballo (una catarata), lloviendo y con una resaca de mil pares de cojones. Ya de vuelta a casa "Carlos Sáinz" y yo tuvimos varios piques por la carretera, de los que mi viejo cacharro debió resintirse y nada más dejar a los pasajeros en sus casas reventó el radiador, y ahí acabó el periplo de mi primer coche. En fin, no es nada comparado con tirar muebles por el balcón de un hotel o meter un coche en la piscina, pero a nuestra manera disfrutamos de aquel etílico y pirenáico fin de semana.

hayyyyyy//esos tiempos de granos y pelusilla..jeje..Cachonda anecdota..

Es curioso como todo el que se saca el carnet, suelen pillar un renault,,,ya sea 5 o 7.

Hacer una ruta al día siguiente es una buena manera de que te pase la resaca. Si encima la hicisteis iniciando por la senda de los cazadores, ¡ole vuestros huevos!. Una de las mas bonitas rutas de senderismo de España.

Aunque alcohol y volante es una pésima combinación, yo me lo tengo pasado muy bien con veinte años. Sobre todo porque nunca le he pisado. Alguna vez hacía como si me quedaba dormido y el copiloto que me tenía calado decía a los demás pasajeros: ¡eh! schsss que váis a despertar a farra.

Una vez  me líe en el bar y a eso de las 11 y media, bien mamao, debía llamar a casa para avisar que iba a llegar tarde, y estaba tan concentrado y tenso para que no se me notara mi estado, que cuando escuché la voz de mi madre al otro lado del teléfono lo primero que salió por mi boca fue: ¿Buenas esta farra?, colgué inmediatamente y esperé que con el bullicio que había en el local no descubriera que le llamó el tonto de su hijo.  

Qué bueno, preguntar en casa por tí mismo

Recuerdo que condujimos hasta Torla por una carretera chunga para llegar a la entrada del parque y creo que sí, que la ruta era la de los cazadores.

Rafa Hell escribió:

Cierto, mi hermana se agenció un R5 al cabo de poco.

Ahora que me acuerdo, y ya que últimamente son muy apreciados por este foro los comentarios sobre repostería, diré que el amigo al que fuimos a ver nos trajo para desayunar unas exquisitas trenzas de Huesca.

Qué ricas esas trenzas, Rafa. Aquí va una foto del típico Roscón maño de San Valero. San Valero rosconero, como le dicén allí, el único santo que se ganó la santidad a base de hacer dely-ciosos roscones.

DELY-CIOSO!!!

Como diría Bunbury: Te he dicho que no miiiiiiires atrás porque el roscón no es tuyooooo...

Eso tiene que sentar de puta madre cuando llegas de madrugada mamao antes de meterte en la cama. Yo en esos casos suelo desayunar antes de acostarme.

Rafa Hell escribió:

Eso tiene que sentar de puta madre cuando llegas de madrugada mamao antes de meterte en la cama. Yo en esos casos suelo desayunar antes de acostarme.

Pues aquí van más remedios contra la resaca, Rafa

Unas dely-ciosas tortas del alma, otro ejemplo de repostería maña.

Entre dos tieeeerras eeeeestás y no dejas aire que respiiiiiirar...

Rafa Hell escribió:

Eso tiene que sentar de puta madre cuando llegas de madrugada mamao antes de meterte en la cama. Yo en esos casos suelo desayunar antes de acostarme.

Y si aún no nos quitamos la resaca del todo, o somos una panda de tantos borrachos que no tocó para todos, siempre podemos optar por un dely-cioso brazo de gitano aragonés. El primo hermano del pionono.


Si es que al final todas las piezas encajan

Rafa Hell escribió:

Eso tiene que sentar de puta madre cuando llegas de madrugada mamao antes de meterte en la cama. Yo en esos casos suelo desayunar antes de acostarme.

Esta es la especialidad de una pastelería maña muy famosa. El pionono de gitano relleno de manzana.

Triplemente dely-cioso



Bunbury ya va por los bises: Podría perder la raaaazón, la apariencia no es sincera NOOOOOOOOOO...

Rafa Hell escribió:

Eso tiene que sentar de puta madre cuando llegas de madrugada mamao antes de meterte en la cama. Yo en esos casos suelo desayunar antes de acostarme.

Y no podíamos terminar este especial de repostería maña sin poner una cesta  de Frutas de Aragón.

Está sin empezar, una fruta por forero.



Bunbury os da las gracias, de corazón!!!

farra38 escribió:

Una vez  me líe en el bar y a eso de las 11 y media, bien mamao, debía llamar a casa para avisar que iba a llegar tarde, y estaba tan concentrado y tenso para que no se me notara mi estado, que cuando escuché la voz de mi madre al otro lado del teléfono lo primero que salió por mi boca fue: ¿Buenas esta farra?, colgué inmediatamente y esperé que con el bullicio que había en el local no descubriera que le llamó el tonto de su hijo.  

Joder Rafa. Qué hilo te has marcao. Esto es como historias de la mili, pero en mejor. Historias de borrachera. Como no nos gusta nada contarlas verdad? Esto se merece un frisuelo relleno de chocolate, nada de cremas pasteleras.

La historia de Farra me ha recordado a unos de mis primeros periplos etílicos. Unas amiga mía y yo estábamos saliendo con dos chavales que vivían como a tres cuartos de hora de casa y, por supuesto, no teníamos coche porque andábamos como por los 16 años.

En navidades, siempre se hacía una fiesta en una discoteca cercana al instituto. Así que decidimos ir en tren a la fiesta del otro instituto. En aquel entonces ni siquiera sabíamos qué se podía beber, así que le dimos al Martini blanco (no he podido volver a probarlo desde entonces)

Terminada la fiesta del otro instituto, nuestros respectivos de aquel entonces nos llevaron en coche hasta la parada del autobús de un pueblo cercano (habíamos mirado los horarios para pillar el último) y los muy gamberros se piraron para casa. Allí nos quedamos con tan mala fortuna que los horarios no eran los correctos y nos quedamos tiradas. Como nadie tenía móvil aún, no había manera de contactar con nadie.

Mi amiga lloraba, yo vomitaba tras la marquesina... Y poco a poco fue acercándose la gente del pueblo para darnos su apoyo    
Pasaban buses, pero no paraban. Hasta que, con el semáforo cerrado, aporreamos la puerta de uno. Le explicamos el caso al conductor, que se apiadó de nosotras y nos recogió aunque no tenía parada en nuestro pueblo.

Total que, entre tanto, y a pesar del etilismo, la cabeza nos dio para llamar a nuestras casas y decir que nos lo estábamos pasando muy bien y que si por favor nos dejaban quedarnos una hora más antes de ir a buscarnos nuestros padres. Pobres padres... accedieron. Entre tanto, nuestras amigas del instituto estaban preocupadísimas por nosotras. Hacía ya dos horas que deberíamos haber aparecido. Así que se les ocurrió pensar que tal vez ya estábamos en casa. Y llamaban a nuestros padres haciéndose pasar por compañeras de instituto con nombres desconocidos para preguntar si estábamos en casa (porque se suponía que debíamos estar con ellas). Y claro, nuestros padres decían: "no..., están en la fiesta del instituto".

Al final todo salió bien, pero el pastel se descubrió por culpa de alguna vecina chivata que nos vio en el tren y que se lo contó a la madre de mi amiga. ¿A dónde ibais en tren el día de la fiesta del instituto?
No hubo respuesta

Hala y ahora a desayunar, que con tanto dulce me ha entrado hambre.

Queenie Díaz escribió:

farra38 escribió:

Una vez  me líe en el bar y a eso de las 11 y media, bien mamao, debía llamar a casa para avisar que iba a llegar tarde, y estaba tan concentrado y tenso para que no se me notara mi estado, que cuando escuché la voz de mi madre al otro lado del teléfono lo primero que salió por mi boca fue: ¿Buenas esta farra?, colgué inmediatamente y esperé que con el bullicio que había en el local no descubriera que le llamó el tonto de su hijo.  

Joder Rafa. Qué hilo te has marcao. Esto es como historias de la mili, pero en mejor. Historias de borrachera. Como no nos gusta nada contarlas verdad? Esto se merece un frisuelo relleno de chocolate, nada de cremas pasteleras.

La historia de Farra me ha recordado a unos de mis primeros periplos etílicos. Unas amiga mía y yo estábamos saliendo con dos chavales que vivían como a tres cuartos de hora de casa y, por supuesto, no teníamos coche porque andábamos como por los 16 años.

En navidades, siempre se hacía una fiesta en una discoteca cercana al instituto. Así que decidimos ir en tren a la fiesta del otro instituto. En aquel entonces ni siquiera sabíamos qué se podía beber, así que le dimos al Martini blanco (no he podido volver a probarlo desde entonces)

Terminada la fiesta del otro instituto, nuestros respectivos de aquel entonces nos llevaron en coche hasta la parada del autobús de un pueblo cercano (habíamos mirado los horarios para pillar el último) y los muy gamberros se piraron para casa. Allí nos quedamos con tan mala fortuna que los horarios no eran los correctos y nos quedamos tiradas. Como nadie tenía móvil aún, no había manera de contactar con nadie.

Mi amiga lloraba, yo vomitaba tras la marquesina... Y poco a poco fue acercándose la gente del pueblo para darnos su apoyo    
Pasaban buses, pero no paraban. Hasta que, con el semáforo cerrado, aporreamos la puerta de uno. Le explicamos el caso al conductor, que se apiadó de nosotras y nos recogió aunque no tenía parada en nuestro pueblo.

Total que, entre tanto, y a pesar del etilismo, la cabeza nos dio para llamar a nuestras casas y decir que nos lo estábamos pasando muy bien y que si por favor nos dejaban quedarnos una hora más antes de ir a buscarnos nuestros padres. Pobres padres... accedieron. Entre tanto, nuestras amigas del instituto estaban preocupadísimas por nosotras. Hacía ya dos horas que deberíamos haber aparecido. Así que se les ocurrió pensar que tal vez ya estábamos en casa. Y llamaban a nuestros padres haciéndose pasar por compañeras de instituto con nombres desconocidos para preguntar si estábamos en casa (porque se suponía que debíamos estar con ellas). Y claro, nuestros padres decían: "no..., están en la fiesta del instituto".

Al final todo salió bien, pero el pastel se descubrió por culpa de alguna vecina chivata que nos vio en el tren y que se lo contó a la madre de mi amiga. ¿A dónde ibais en tren el día de la fiesta del instituto?
No hubo respuesta

Hala y ahora a desayunar, que con tanto dulce me ha entrado hambre.

Fiestas de institutos, escapadas a otros pueblos, trenes, esta historia tiene todos los ingredientes de una borrachera adolescente. En las fiestas de mi instituto siempre había alguna chica que terminaba en coma etílico, es un clásico. Yo vivo en una ciudad de unos 200.000 habitantes y no solíamos irnos a otros pueblos de fiesta, si nos íbamos a un instituto de otro barrio volvíamos a pata y así nos daba el aire. Luego ya en la facultad empecé a irme de juerga por Barcelona y volvía en el primer tren de la mañana del sábado o el domingo, que la gente conocía como "el tren de los borrachos".

Volviendo al tema gastronómico, he observado que los dulces aragoneses tienen unos nombres muy descriptivos: trenza de Huesca, frutas de Aragón...dan una somera descripción del producto y detallan su orígen, eso es visión comercial, no hay lugar a error. En los productos de otras comunidades no sucede lo mismo, puede haber confusiones, el pionono se refiere a un pontífice, y el frisuelo podría ser un producto para limpiar el pavimento. Los aragoneses son gente con los pies en el suelo, sin duda. Sin embargo, encuentro que esos nombres no son apropiados para utilizarlos en un contexto erótico-afectivo, no me imagino llamando a mi novia "mi trencita de Huesca", o diciéndole "te voy a comer el roscón de San Valero". En ese sentido frisuelo y pionono son más versátiles, aunque para utilizar en ese contexto mi favorito es sin duda éste:





Acompañados por estos selectos licores. No olvidemos que este es un hilo alcohólico.

Rafa Hell escribió:

Queenie Díaz escribió:

farra38 escribió:

Una vez  me líe en el bar y a eso de las 11 y media, bien mamao, debía llamar a casa para avisar que iba a llegar tarde, y estaba tan concentrado y tenso para que no se me notara mi estado, que cuando escuché la voz de mi madre al otro lado del teléfono lo primero que salió por mi boca fue: ¿Buenas esta farra?, colgué inmediatamente y esperé que con el bullicio que había en el local no descubriera que le llamó el tonto de su hijo.  

Joder Rafa. Qué hilo te has marcao. Esto es como historias de la mili, pero en mejor. Historias de borrachera. Como no nos gusta nada contarlas verdad? Esto se merece un frisuelo relleno de chocolate, nada de cremas pasteleras.

La historia de Farra me ha recordado a unos de mis primeros periplos etílicos. Unas amiga mía y yo estábamos saliendo con dos chavales que vivían como a tres cuartos de hora de casa y, por supuesto, no teníamos coche porque andábamos como por los 16 años.

En navidades, siempre se hacía una fiesta en una discoteca cercana al instituto. Así que decidimos ir en tren a la fiesta del otro instituto. En aquel entonces ni siquiera sabíamos qué se podía beber, así que le dimos al Martini blanco (no he podido volver a probarlo desde entonces)

Terminada la fiesta del otro instituto, nuestros respectivos de aquel entonces nos llevaron en coche hasta la parada del autobús de un pueblo cercano (habíamos mirado los horarios para pillar el último) y los muy gamberros se piraron para casa. Allí nos quedamos con tan mala fortuna que los horarios no eran los correctos y nos quedamos tiradas. Como nadie tenía móvil aún, no había manera de contactar con nadie.

Mi amiga lloraba, yo vomitaba tras la marquesina... Y poco a poco fue acercándose la gente del pueblo para darnos su apoyo    
Pasaban buses, pero no paraban. Hasta que, con el semáforo cerrado, aporreamos la puerta de uno. Le explicamos el caso al conductor, que se apiadó de nosotras y nos recogió aunque no tenía parada en nuestro pueblo.

Total que, entre tanto, y a pesar del etilismo, la cabeza nos dio para llamar a nuestras casas y decir que nos lo estábamos pasando muy bien y que si por favor nos dejaban quedarnos una hora más antes de ir a buscarnos nuestros padres. Pobres padres... accedieron. Entre tanto, nuestras amigas del instituto estaban preocupadísimas por nosotras. Hacía ya dos horas que deberíamos haber aparecido. Así que se les ocurrió pensar que tal vez ya estábamos en casa. Y llamaban a nuestros padres haciéndose pasar por compañeras de instituto con nombres desconocidos para preguntar si estábamos en casa (porque se suponía que debíamos estar con ellas). Y claro, nuestros padres decían: "no..., están en la fiesta del instituto".

Al final todo salió bien, pero el pastel se descubrió por culpa de alguna vecina chivata que nos vio en el tren y que se lo contó a la madre de mi amiga. ¿A dónde ibais en tren el día de la fiesta del instituto?
No hubo respuesta

Hala y ahora a desayunar, que con tanto dulce me ha entrado hambre.

Fiestas de institutos, escapadas a otros pueblos, trenes, esta historia tiene todos los ingredientes de una borrachera adolescente. En las fiestas de mi instituto siempre había alguna chica que terminaba en coma etílico, es un clásico. Yo vivo en una ciudad de unos 200.000 habitantes y no solíamos irnos a otros pueblos de fiesta, si nos íbamos a un instituto de otro barrio volvíamos a pata y así nos daba el aire. Luego ya en la facultad empecé a irme de juerga por Barcelona y volvía en el primer tren de la mañana del sábado o el domingo, que la gente conocía como "el tren de los borrachos".

Volviendo al tema gastronómico, he observado que los dulces aragoneses tienen unos nombres muy descriptivos: trenza de Huesca, frutas de Aragón...dan una somera descripción del producto y detallan su orígen, eso es visión comercial, no hay lugar a error. En los productos de otras comunidades no sucede lo mismo, puede haber confusiones, el pionono se refiere a un pontífice, y el frisuelo podría ser un producto para limpiar el pavimento. Los aragoneses son gente con los pies en el suelo, sin duda. Sin embargo, encuentro que esos nombres no son apropiados para utilizarlos en un contexto erótico-afectivo, no me imagino llamando a mi novia "mi trencita de Huesca", o diciéndole "te voy a comer el roscón de San Valero". En ese sentido frisuelo y pionono son más versátiles, aunque para utilizar en ese contexto mi favorito es sin duda éste:





Acompañados por estos selectos licores. No olvidemos que este es un hilo alcohólico.

Pero en cambio, sí puedes decir... "Mi querida alfilada"




La alfilada es un pan dulce típico del occidente astur que antiguamente los padrinos regalaban a sus ahijados/as. Ahora se ha convertido en un dulce típico de Semana Santa que puedes acompañar con leche con uno de esos hijoputas que propones jajajaja

La elaboración es bastante sencilla
1 kg harina de trigo
1/2 docena huevos
150 g mantequilla
150 g azúcar
1 copita de anís ¡IMPORTANTÍSIMO!
1 paquete de lavadura
1 poco de sal

En un bol se mezclan los huevos, el azúcar, el anís, la mantequilla, levadura y la sal. Todo esto se revuelve un poco y a continuación se va añadiendo la harina poco a poco y se amasa dejándola reposar tapada con un paño en un lugar caliente durante 24 horas al cabo de las cuales se le da forma a la alfilada y se pinta con huevo batido se cuece al horno medio/alto 50 o 60 minutos

Eso sí, lo mejor es que el licor no sea de avellana. En otra fiesta de instituto (de la que no me escapé) me pillé una muy grande con este sabor. Se nos acabó el dinero y entre todos sólo teníamos 400 pesetas. Mandamos a uno que tenía 16 años a comprar y sólo nos dio para esto. LICOR DE AVELLANA. Nunca más.

Queenie Díaz escribió:

farra38 escribió:

Una vez  me líe en el bar y a eso de las 11 y media, bien mamao, debía llamar a casa para avisar que iba a llegar tarde, y estaba tan concentrado y tenso para que no se me notara mi estado, que cuando escuché la voz de mi madre al otro lado del teléfono lo primero que salió por mi boca fue: ¿Buenas esta farra?, colgué inmediatamente y esperé que con el bullicio que había en el local no descubriera que le llamó el tonto de su hijo.  

Joder Rafa. Qué hilo te has marcao. Esto es como historias de la mili, pero en mejor. Historias de borrachera. Como no nos gusta nada contarlas verdad? Esto se merece un frisuelo relleno de chocolate, nada de cremas pasteleras.

La historia de Farra me ha recordado a unos de mis primeros periplos etílicos. Unas amiga mía y yo estábamos saliendo con dos chavales que vivían como a tres cuartos de hora de casa y, por supuesto, no teníamos coche porque andábamos como por los 16 años.

En navidades, siempre se hacía una fiesta en una discoteca cercana al instituto. Así que decidimos ir en tren a la fiesta del otro instituto. En aquel entonces ni siquiera sabíamos qué se podía beber, así que le dimos al Martini blanco (no he podido volver a probarlo desde entonces)

Terminada la fiesta del otro instituto, nuestros respectivos de aquel entonces nos llevaron en coche hasta la parada del autobús de un pueblo cercano (habíamos mirado los horarios para pillar el último) y los muy gamberros se piraron para casa. Allí nos quedamos con tan mala fortuna que los horarios no eran los correctos y nos quedamos tiradas. Como nadie tenía móvil aún, no había manera de contactar con nadie.

Mi amiga lloraba, yo vomitaba tras la marquesina... Y poco a poco fue acercándose la gente del pueblo para darnos su apoyo    
Pasaban buses, pero no paraban. Hasta que, con el semáforo cerrado, aporreamos la puerta de uno. Le explicamos el caso al conductor, que se apiadó de nosotras y nos recogió aunque no tenía parada en nuestro pueblo.

Total que, entre tanto, y a pesar del etilismo, la cabeza nos dio para llamar a nuestras casas y decir que nos lo estábamos pasando muy bien y que si por favor nos dejaban quedarnos una hora más antes de ir a buscarnos nuestros padres. Pobres padres... accedieron. Entre tanto, nuestras amigas del instituto estaban preocupadísimas por nosotras. Hacía ya dos horas que deberíamos haber aparecido. Así que se les ocurrió pensar que tal vez ya estábamos en casa. Y llamaban a nuestros padres haciéndose pasar por compañeras de instituto con nombres desconocidos para preguntar si estábamos en casa (porque se suponía que debíamos estar con ellas). Y claro, nuestros padres decían: "no..., están en la fiesta del instituto".

Al final todo salió bien, pero el pastel se descubrió por culpa de alguna vecina chivata que nos vio en el tren y que se lo contó a la madre de mi amiga. ¿A dónde ibais en tren el día de la fiesta del instituto?
No hubo respuesta

Hala y ahora a desayunar, que con tanto dulce me ha entrado hambre.

Unos caballeros vuestros acompañantes, si ya de aquella os dejaban en una parada de bus ¡como harán ahora!.

Hay en el mundo un lugar donde les guste tanto comer como aquí? Lo dudo, lo dudo mucho!

farra38 escribió:

Queenie Díaz escribió:

farra38 escribió:

Una vez  me líe en el bar y a eso de las 11 y media, bien mamao, debía llamar a casa para avisar que iba a llegar tarde, y estaba tan concentrado y tenso para que no se me notara mi estado, que cuando escuché la voz de mi madre al otro lado del teléfono lo primero que salió por mi boca fue: ¿Buenas esta farra?, colgué inmediatamente y esperé que con el bullicio que había en el local no descubriera que le llamó el tonto de su hijo.  

Joder Rafa. Qué hilo te has marcao. Esto es como historias de la mili, pero en mejor. Historias de borrachera. Como no nos gusta nada contarlas verdad? Esto se merece un frisuelo relleno de chocolate, nada de cremas pasteleras.

La historia de Farra me ha recordado a unos de mis primeros periplos etílicos. Unas amiga mía y yo estábamos saliendo con dos chavales que vivían como a tres cuartos de hora de casa y, por supuesto, no teníamos coche porque andábamos como por los 16 años.

En navidades, siempre se hacía una fiesta en una discoteca cercana al instituto. Así que decidimos ir en tren a la fiesta del otro instituto. En aquel entonces ni siquiera sabíamos qué se podía beber, así que le dimos al Martini blanco (no he podido volver a probarlo desde entonces)

Terminada la fiesta del otro instituto, nuestros respectivos de aquel entonces nos llevaron en coche hasta la parada del autobús de un pueblo cercano (habíamos mirado los horarios para pillar el último) y los muy gamberros se piraron para casa. Allí nos quedamos con tan mala fortuna que los horarios no eran los correctos y nos quedamos tiradas. Como nadie tenía móvil aún, no había manera de contactar con nadie.

Mi amiga lloraba, yo vomitaba tras la marquesina... Y poco a poco fue acercándose la gente del pueblo para darnos su apoyo    
Pasaban buses, pero no paraban. Hasta que, con el semáforo cerrado, aporreamos la puerta de uno. Le explicamos el caso al conductor, que se apiadó de nosotras y nos recogió aunque no tenía parada en nuestro pueblo.

Total que, entre tanto, y a pesar del etilismo, la cabeza nos dio para llamar a nuestras casas y decir que nos lo estábamos pasando muy bien y que si por favor nos dejaban quedarnos una hora más antes de ir a buscarnos nuestros padres. Pobres padres... accedieron. Entre tanto, nuestras amigas del instituto estaban preocupadísimas por nosotras. Hacía ya dos horas que deberíamos haber aparecido. Así que se les ocurrió pensar que tal vez ya estábamos en casa. Y llamaban a nuestros padres haciéndose pasar por compañeras de instituto con nombres desconocidos para preguntar si estábamos en casa (porque se suponía que debíamos estar con ellas). Y claro, nuestros padres decían: "no..., están en la fiesta del instituto".

Al final todo salió bien, pero el pastel se descubrió por culpa de alguna vecina chivata que nos vio en el tren y que se lo contó a la madre de mi amiga. ¿A dónde ibais en tren el día de la fiesta del instituto?
No hubo respuesta

Hala y ahora a desayunar, que con tanto dulce me ha entrado hambre.

Unos caballeros vuestros acompañantes, si ya de aquella os dejaban en una parada de bus ¡como harán ahora!.

Yo una vez dejé a una chica en una parada de taxis cuando la tenía a punto de caramelo, y no estaba borracho!!!

Rafa Hell escribió:

Acompañados por estos selectos licores. No olvidemos que este es un hilo alcohólico.

Claro que no nos olvidamos que es un hilo alcohólico, Rafa, yo estaba poniendo el postre y contaba contigo para traer los licores.

Yo tengo un colega que es muy fan de "El Señor de los Anillos" y le gusta ver las tres películas una vez al año como mínimo. Yo no me apunto todos los años, me gustan esas pelis pero no tanto, no las quiero quemas. Siempre decimos lo mismo, uno pone la tele y los dvds y el otro trae los licores típicos de la Tierra Media. No veas qué licores se gastan los hobbits.

Yo lo siento por los fans, pero no aguanto esa trilogía ni borracho de licor de hobbit. Tal vez con licor de avellanas.

Rafa Hell escribió:

Yo lo siento por los fans, pero no aguanto esa trilogía ni borracho de licor de hobbit. Tal vez con licor de avellanas.

Es una excusa para montar una juerga. Toda excusa es bienvenida, como dice mi hermana pequeña. Si muchas veces ni hacemos caso a la tele, yo creo que podrías cambiarla a los 20 minutos y poner una de Superman y ni nos daríamos cuenta.

Bueno, siendo así...

¿Cómo lo hacéis para citar sólo un parte del texto? Lo he intentado copìando y pegando pero no me sale bién.

Si sólo viéramos las fotos que se han colgado, sin leer vuestras jugosas aventuras, alguien pensaría: ¿qué tiene que ver Bonham con las trencitas de Huesca?
Este hilo ha empezado haciendo eses y creo que dentro de muy poco estaremos hablando de churros...
La gran historia de Rafa me ha hecho recordar que hace muchos años pasé unos días en un monasterio de Orense. Íbamos varios amigos y uno de ellos era famiiar de uno de los monjes, que nos hizo el favor de hospedarnos fuera, en una nave vacía justo al lado del cementerio. Tenía que ser así, porque no podíamos entrar en el monasterio después de las 9 de la noche. Recuerdo que salimos de marcha a un pueblo vecino y al regresar de madrugada uno de mis colegas no quería pasar por el cementerio para dormir porque le daba miedo.

Rafa Hell escribió:

¿Cómo lo hacéis para citar sólo un parte del texto? Lo he intentado copìando y pegando pero no me sale bién.

Rafa, después de pulsar "quote" sólo tienes que mantener lo que está entre los corchetes, al inicio y al final, y editas el texto a tu antojo, quedándote con lo que quieras citar en concreto y borrando el resto.

Alehardrock escribió:

Rafa, después de pulsar "quote" sólo tienes que mantener lo que está entre los corchetes, al inicio y al final, y editas el texto a tu antojo, quedándote con lo que quieras citar en concreto y borrando el resto.

Ok. Gracias, sabio entre los sabios

Si no fuese porque no me apetece ponerme a escribir, contaría cuando dos colegas y yo nos fuimos a un concierto a 500km con un coche estropeado que no podía girar a la izquierda y encima lo aparcamos sin saberlo en el lugar del autocar del grupo estrella que actuaba (Maiden) y cuando volvimos de cenar ya pedos perdidos, nos encontramos el coche rodeado de guardia civil