Ya lo había visto en su momento y ayer repetí, porque me había quedado con la mosca tras la oreja la primera vez. Y me volvió a suceder lo mismo. El documental está muy bien narrado y da gusto verlo, de aspecto y esas cosas, pero me da la sensación de que el guión está un poco falseado. Cuentan como si "Rattle and Hum" fuera un fracaso estrepitoso y la banda se estuviera jugando su futuro con la grabación de su siguiente álbum -que sería "Achtung Baby"- disco en cuya elaboración se centra el documental.
Si bien es cierto que "Ruttle and Hum" no convenció a toda la crítica, fue uno de los discos más vendidos de los 80 (con los discos que se vendían en aquellos años!!!!). Está entre los 40 más vendidos de aquella década con un número similar de ventas al "1987" de Whitesnake. Casi nada. En lo referente al proceso de composición de las canciones y la búsqueda del sonido tan particular que tendría el nuevo disco, así como la estancia en Berlín, también encuentro cosas un tanto sospechosas, aunque lógicamente yo no estaba allí y no lo puedo demostrar. Supuestamente ya estaban desesperados y casi perdidos cuando de pronto las musas se le aparecieron a Bono y compuso "One", a partir de ahí vieron la luz y completaron el trabajo en un plis plas. Resumiendo, si hacemos la vista gorda y nos los tragamos todo, un documental interesante.
PD: Por una vez no sale David Grohl, pero sí sale Bono
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"Just take those old records off the shelf, I'll sit and listen to 'em by myself Today's music ain't got the same soul, I like that old time Rock 'n' Roll"
LOU RIP Forum Punisher
Mensajes : 69558 Fecha de inscripción : 27/02/2013 Edad : 58 Localización : Portugalete-Estonia
q disfrute de documental. Si estais en vuestra treintena y habeis crecido con las pelis miticas de la Cannon este documental os va a encantar. Ha sido volver a la infancia. Vaya manera de hacer peliculas d estos primos judios (Golan/Globus). El documental esta ya para descargar. Son tantos detalles a comentar q no se ni x donde empezar asi q mi consejo es q lo veais
:n9:
El sábado por la tarde lo emitieron por el Plus. ¡Dioses, qué cosa más enorme de documental! Como bien apuntas, hay tantos momentazos, que no sabe uno por dónde empezar. Así que, comparto tu recomendación: VÉANLO
de lo mejor que he visto este año, Mister.
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Alehardrock CAPITAN POPUHEADS
Mensajes : 11182 Fecha de inscripción : 21/03/2013
¿Os gusta el polvo, la demolición y los escombros? ¡Este es vuestro documental!
Si os cuento que el Edificio España se construyó en la época de Franco, que se quedó anticuado y con graves deficiencias estructurales y que en 2005 lo compró un fondo de inversiones, que comenzó una costosa reforma en 2007 con cientos de trabajadores de distintas nacionalidades y que por culpa de la crisis la reforma se paralizó, y que luego se hizo con su control el Banco Santander para venderlo finalmente a un empresario chino y, lo más importante, después de todos estos años sigue vacío por dentro, sin un proyecto fijo a corto plazo, ¿qué os parece la historia?
Está bien, eliminad la palabra "edificio" del párrafo anterior. ¿Qué os parece la historia ahora?
Este documental podría haber sido una poderosa metáfora de lo que le ha pasado a nuestro país en los últimos años: pelotazo urbanístico, ambiciones desmedidas, emigración, gobierno a través los bancos, crisis, inversión feroz de China... Un brutal símbolo de hormigón de interior insignificante, pero con una fachada intacta, salvada en virtud de su antigüedad, como un excesivo lujo venido a menos, antes majestuoso y hoy a duras penas digno.
Sin embargo, el realizador se obstina en filmar la destrucción del edificio sin apuntar prácticamente nada, escogiendo en la mayoría de las ocasiones a interlocutores que no dejan ningún testimonio interesante. Podría haberlo hecho sacándole más partido a las posibles historias de los trabajadores que actuaban insconscientemente como verdugos, conversando con el último habitante del último piso antes de que lo derribaran (haciéndole preguntas y no retratándole sin más, sin saber qué decir)... En cambio, les da un extraño protagonismo a los vigilantes: uno cuenta la leyenda del fantasma de la planta 14, un huesped del antiguo hotel que se suicidó; otro habla de su noche de bodas allí mismo y después se da una vuelta y se pierde, confundido entre paredes desnudas y pasillos ruinosos...
Abundan planos fijos muy rutinarios, mientras se tira abajo un muro o se arrojan a un patio los muebles, papeles, recuerdos, cualquiera de los objetos personales que contiene un piso y lo convierte en habitable. Además, también hay demasiado ruido a medida que el interior poco a poco se va vaciando de vida. Esta es la única forma de desarrollo narrativo que parece mostrar el documental, frío y sin aspiraciones dramáticas, tan esquelético como simple. En algunos momentos resulta tan monótono y opresivo que cuando vislumbramos desde los cristales del vestíbulo principal el ir y venir de la gente de la calle, nos entran ganas de escapar, de salir fuera y respirar aire puro. O, dicho de otro modo, no esperar a que todo acabe, pulsar el stop, abandonar el documental, el edificio, España.
LOU RIP Forum Punisher
Mensajes : 69558 Fecha de inscripción : 27/02/2013 Edad : 58 Localización : Portugalete-Estonia
¿Os gusta el polvo, la demolición y los escombros? ¡Este es vuestro documental!
Si os cuento que el Edificio España se construyó en la época de Franco, que se quedó anticuado y con graves deficiencias estructurales y que en 2005 lo compró un fondo de inversiones, que comenzó una costosa reforma en 2007 con cientos de trabajadores de distintas nacionalidades y que por culpa de la crisis la reforma se paralizó, y que luego se hizo con su control el Banco Santander para venderlo finalmente a un empresario chino y, lo más importante, después de todos estos años sigue vacío por dentro, sin un proyecto fijo a corto plazo, ¿qué os parece la historia?
Está bien, eliminad la palabra "edificio" del párrafo anterior. ¿Qué os parece la historia ahora?
Este documental podría haber sido una poderosa metáfora de lo que le ha pasado a nuestro país en los últimos años: pelotazo urbanístico, ambiciones desmedidas, emigración, gobierno a través los bancos, crisis, inversión feroz de China... Un brutal símbolo de hormigón de interior insignificante, pero con una fachada intacta, salvada en virtud de su antigüedad, como un excesivo lujo venido a menos, antes majestuoso y hoy a duras penas digno.
Sin embargo, el realizador se obstina en filmar la destrucción del edificio sin apuntar prácticamente nada, escogiendo en la mayoría de las ocasiones a interlocutores que no dejan ningún testimonio interesante. Podría haberlo hecho sacándole más partido a las posibles historias de los trabajadores que actuaban insconscientemente como verdugos, conversando con el último habitante del último piso antes de que lo derribaran (haciéndole preguntas y no retratándole sin más, sin saber qué decir)... En cambio, les da un extraño protagonismo a los vigilantes: uno cuenta la leyenda del fantasma de la planta 14, un huesped del antiguo hotel que se suicidó; otro habla de su noche de bodas allí mismo y después se da una vuelta y se pierde, confundido entre paredes desnudas y pasillos ruinosos...
Abundan planos fijos muy rutinarios, mientras se tira abajo un muro o se arrojan a un patio los muebles, papeles, recuerdos, cualquiera de los objetos personales que contiene un piso y lo convierte en habitable. Además, también hay demasiado ruido a medida que el interior poco a poco se va vaciando de vida. Esta es la única forma de desarrollo narrativo que parece mostrar el documental, frío y sin aspiraciones dramáticas, tan esquelético como simple. En algunos momentos resulta tan monótono y opresivo que cuando vislumbramos desde los cristales del vestíbulo principal el ir y venir de la gente de la calle, nos entran ganas de escapar, de salir fuera y respirar aire puro. O, dicho de otro modo, no esperar a que todo acabe, pulsar el stop, abandonar el documental, el edificio, España.
Me temo Ale, que tú mismo, con esa prosa que dios te ha "dao", nos han contado lo mejor del documental
¿Os gusta el polvo, la demolición y los escombros? ¡Este es vuestro documental!
Si os cuento que el Edificio España se construyó en la época de Franco, que se quedó anticuado y con graves deficiencias estructurales y que en 2005 lo compró un fondo de inversiones, que comenzó una costosa reforma en 2007 con cientos de trabajadores de distintas nacionalidades y que por culpa de la crisis la reforma se paralizó, y que luego se hizo con su control el Banco Santander para venderlo finalmente a un empresario chino y, lo más importante, después de todos estos años sigue vacío por dentro, sin un proyecto fijo a corto plazo, ¿qué os parece la historia?
Está bien, eliminad la palabra "edificio" del párrafo anterior. ¿Qué os parece la historia ahora?
Este documental podría haber sido una poderosa metáfora de lo que le ha pasado a nuestro país en los últimos años: pelotazo urbanístico, ambiciones desmedidas, emigración, gobierno a través los bancos, crisis, inversión feroz de China... Un brutal símbolo de hormigón de interior insignificante, pero con una fachada intacta, salvada en virtud de su antigüedad, como un excesivo lujo venido a menos, antes majestuoso y hoy a duras penas digno.
Sin embargo, el realizador se obstina en filmar la destrucción del edificio sin apuntar prácticamente nada, escogiendo en la mayoría de las ocasiones a interlocutores que no dejan ningún testimonio interesante. Podría haberlo hecho sacándole más partido a las posibles historias de los trabajadores que actuaban insconscientemente como verdugos, conversando con el último habitante del último piso antes de que lo derribaran (haciéndole preguntas y no retratándole sin más, sin saber qué decir)... En cambio, les da un extraño protagonismo a los vigilantes: uno cuenta la leyenda del fantasma de la planta 14, un huesped del antiguo hotel que se suicidó; otro habla de su noche de bodas allí mismo y después se da una vuelta y se pierde, confundido entre paredes desnudas y pasillos ruinosos...
Abundan planos fijos muy rutinarios, mientras se tira abajo un muro o se arrojan a un patio los muebles, papeles, recuerdos, cualquiera de los objetos personales que contiene un piso y lo convierte en habitable. Además, también hay demasiado ruido a medida que el interior poco a poco se va vaciando de vida. Esta es la única forma de desarrollo narrativo que parece mostrar el documental, frío y sin aspiraciones dramáticas, tan esquelético como simple. En algunos momentos resulta tan monótono y opresivo que cuando vislumbramos desde los cristales del vestíbulo principal el ir y venir de la gente de la calle, nos entran ganas de escapar, de salir fuera y respirar aire puro. O, dicho de otro modo, no esperar a que todo acabe, pulsar el stop, abandonar el documental, el edificio, España.
Me temo Ale, que tú mismo, con esa prosa que dios te ha "dao", nos han contado lo mejor del documental
Con apenas unas líneas, los comentarios constructivos de Ale le dan 100.000 vueltas a productos tan (aparentemente) destructivos como este. No me acercaré al documental, me basta el buen rato que he pasado leyéndote.
Alehardrock CAPITAN POPUHEADS
Mensajes : 11182 Fecha de inscripción : 21/03/2013
¿Os gusta el polvo, la demolición y los escombros? ¡Este es vuestro documental!
Si os cuento que el Edificio España se construyó en la época de Franco, que se quedó anticuado y con graves deficiencias estructurales y que en 2005 lo compró un fondo de inversiones, que comenzó una costosa reforma en 2007 con cientos de trabajadores de distintas nacionalidades y que por culpa de la crisis la reforma se paralizó, y que luego se hizo con su control el Banco Santander para venderlo finalmente a un empresario chino y, lo más importante, después de todos estos años sigue vacío por dentro, sin un proyecto fijo a corto plazo, ¿qué os parece la historia?
Está bien, eliminad la palabra "edificio" del párrafo anterior. ¿Qué os parece la historia ahora?
Este documental podría haber sido una poderosa metáfora de lo que le ha pasado a nuestro país en los últimos años: pelotazo urbanístico, ambiciones desmedidas, emigración, gobierno a través los bancos, crisis, inversión feroz de China... Un brutal símbolo de hormigón de interior insignificante, pero con una fachada intacta, salvada en virtud de su antigüedad, como un excesivo lujo venido a menos, antes majestuoso y hoy a duras penas digno.
Sin embargo, el realizador se obstina en filmar la destrucción del edificio sin apuntar prácticamente nada, escogiendo en la mayoría de las ocasiones a interlocutores que no dejan ningún testimonio interesante. Podría haberlo hecho sacándole más partido a las posibles historias de los trabajadores que actuaban insconscientemente como verdugos, conversando con el último habitante del último piso antes de que lo derribaran (haciéndole preguntas y no retratándole sin más, sin saber qué decir)... En cambio, les da un extraño protagonismo a los vigilantes: uno cuenta la leyenda del fantasma de la planta 14, un huesped del antiguo hotel que se suicidó; otro habla de su noche de bodas allí mismo y después se da una vuelta y se pierde, confundido entre paredes desnudas y pasillos ruinosos...
Abundan planos fijos muy rutinarios, mientras se tira abajo un muro o se arrojan a un patio los muebles, papeles, recuerdos, cualquiera de los objetos personales que contiene un piso y lo convierte en habitable. Además, también hay demasiado ruido a medida que el interior poco a poco se va vaciando de vida. Esta es la única forma de desarrollo narrativo que parece mostrar el documental, frío y sin aspiraciones dramáticas, tan esquelético como simple. En algunos momentos resulta tan monótono y opresivo que cuando vislumbramos desde los cristales del vestíbulo principal el ir y venir de la gente de la calle, nos entran ganas de escapar, de salir fuera y respirar aire puro. O, dicho de otro modo, no esperar a que todo acabe, pulsar el stop, abandonar el documental, el edificio, España.
Me temo Ale, que tú mismo, con esa prosa que dios te ha "dao", nos han contado lo mejor del documental
Con apenas unas líneas, los comentarios constructivos de Ale le dan 100.000 vueltas a productos tan (aparentemente) destructivos como este. No me acercaré al documental, me basta el buen rato que he pasado leyéndote.
Gracias, chavales. También hay que desaconsejar cosas de vez en cuando. Me gusta tu nuevo avatar, Pilgrim! Por cierto, a "Tommy" le doy 10,5.
Tráiler del nuevo documental sobre Wilco: Every other summer
La banda estadounidense Wilco ha anunciado (sin concretar fecha) un nuevo documental titulado Every other summer, que se centra en la actuación de la banda en el Solid Sound Festival de 2013 en North Adams (Massacthusetts). El documental está dirigido por Christoph Green y Brendan Canty, y cuenta no solo con actuaciones de Wilco, sino también de Neko Case, Yo La Tengo, The Dream Syndicate, Lucius, Foxygen, Sam Amidon, Sean Rowe y The Relatives. Tráiler del nuevo documental sobre Wilco: Every other summer
Every other summer ofrece una mirada sobre la utópica vibración del festival (organizado por los propios Wilco) y su positivo impacto en el pequeño pueblo de The Berkshires donde se celebra, según explica el comunicado recogido por Pitchfork.
Pues me ha quedado un sabor agridulce. X un lado me gusta ver como es la vida familiar de estos musicos, pero x otro es triste ver como en su mayoria (o al menos bastantes de ellos) reconocen seguir tocando (ademas punk) por dinero. Ver como el cantante de Pennywise dice q esta hasta los huevos de hacer el mismo show una y otra vez, q odia girar y q solo lo hace para ganar el dinero q necesita su familia..... pues no se, es duro. Lo entiendo perfectamente y mucho mas en una sociedad como la americana, tan individualista, pero parece q todo aquello x lo q tocaban es mentira. Si fueran grupos de hard rock u otro estilo de musica seria mas logico (alguien duda pq Motley Crue ha hecho giras todos estos años???) pero ver al cantante de Pennywise, a Fat Mike de NOFX o a gente de Bad Religion pues . No lo juzgo tampoco ya q debe ser muy duro tener hijos pequeños y tu estar de gira y no ver otra salida (pq encima ya no se gana pasta con la venta de discos) pero eso no quita para pensar q el sistema capitalista ha ganado y se ha llevado el espiritu inicial d esos grupos. Repito q si no fueran bandas de punk no me importaria tanto, pero joder..... cantar esas letras (q estan de actualidad mas q nunca) y saber q todo es falso y q lo unico q te importa es cobrar el dinero del concierto pues...... . Repito q lo entiendo perfectamente y me imagino con crios pequeños y yo de gira por ahi y tiene q ser duro
Quien piense que un documental sobre la Disco Music no da para mucho seguirá opinando lo mismo tras ver "The Secret Disco Revolution". De secreto na de na, todo muy obvio, no descubre nada que no sepas y comete olvidos imperdonables. Si algo me revienta de un documental es que apenas disponga de imágenes de archivos y que para ello tenga que recurrir a actores e imágenes ficticias
Oportunidad perdida.
4/10...no, 3/10.
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el murciélago
Mensajes : 45544 Fecha de inscripción : 28/02/2013 Edad : 47 Localización : El paraiso
Quien piense que un documental sobre la Disco Music no da para mucho seguirá opinando lo mismo tras ver "The Secret Disco Revolution". De secreto na de na, todo muy obvio, no descubre nada que no sepas y comete olvidos imperdonables. Si algo me revienta de un documental es que apenas disponga de imágenes de archivos y que para ello tenga que recurrir a actores e imágenes ficticias
Oportunidad perdida.
4/10...no, 3/10.
No sabia la existencia de este docu...pero bueno. Con tus palabras...seguire pensando lo mismo.
La firma BBC ya es una garantía para servidor y efectivamente, no decepciona en absoluto. Que nadie espere detalles escabrosos (que haberlos haylos) porque está contada por el mismo Costello de manera honesta y con sentido del humor. Multitud de anécdotas (¿por qué eligió apoderarse del nombre de Elvis? ¿y ese look de gafudo anormal tiene explicación?) e imágenes (sorprendente el parecido con su padre, una fotocopia 100 %) sus conocimientos musicales (abrumadores) y el cariño con que se expresan ilustrísimos invitados (Paul Mc Cartney o Emmylou Harris entre otros) y sobre todo sus mejores discos comentados.
8,5/10
No captará a ningún Popuhead excepto a Auamba y al murci si se animan.
La firma BBC ya es una garantía para servidor y efectivamente, no decepciona en absoluto. Que nadie espere detalles escabrosos (que haberlos haylos) porque está contada por el mismo Costello de manera honesta y con sentido del humor. Multitud de anécdotas (¿por qué eligió apoderarse del nombre de Elvis? ¿y ese look de gafudo anormal tiene explicación?) e imágenes (sorprendente el parecido con su padre, una fotocopia 100 %) sus conocimientos musicales (abrumadores) y el cariño con que se expresan ilustrísimos invitados (Paul Mc Cartney o Emmylou Harris entre otros) y sobre todo sus mejores discos comentados.
8,5/10
No captará a ningún Popuhead excepto a Auamba y al murci si se animan.
Bueno...te puedo decir que este lo tengo pendiente de ver. Hace mas o menos un mes que supe de el..y sera el proximo que vea. Y si encima esta genial como dice..pues mejor
La firma BBC ya es una garantía para servidor y efectivamente, no decepciona en absoluto. Que nadie espere detalles escabrosos (que haberlos haylos) porque está contada por el mismo Costello de manera honesta y con sentido del humor. Multitud de anécdotas (¿por qué eligió apoderarse del nombre de Elvis? ¿y ese look de gafudo anormal tiene explicación?) e imágenes (sorprendente el parecido con su padre, una fotocopia 100 %) sus conocimientos musicales (abrumadores) y el cariño con que se expresan ilustrísimos invitados (Paul Mc Cartney o Emmylou Harris entre otros) y sobre todo sus mejores discos comentados.
8,5/10
No captará a ningún Popuhead excepto a Auamba y al murci si se animan.
En los títulos de crédito finales se incluye una cita atribuida a Buda: "Hay tres cosas que no pueden estar siempre ocultas: el sol, la luna y la verdad". Sin embargo, si estas palabras se presentaran al principio del documental parecerían estar predisponiéndonos para ver algo mucho más divulgativo y solemne de lo que es en realidad esta "historia de la guerra fría sobre el hielo". Es cierto que el tono general es serio, no en vano revela un doloroso drama colectivo, pero la realización a veces lo hace más distendido ayudándose con acierto del humor, que se pone de manifiesto en varias declaraciones lacónicas o directamente absurdas, así como en algunas imágenes vulgares que en otras circuntancias se hubieran eliminado en la sala de montaje.
Los paralelismos entre la evolución del hockey soviético, con su simbólico sentido patriótico y su poderoso efecto de propaganda del régimen comunista, y los propios cambios de un país que mientras se mantuvo unido y bajo una totalitaria represión, daban una imagen de nación invencible, representan la estructura principal sobre la que sostiene esta magnífica película producida por Werner Herzog y dirigida por un joven americano de origen ruso, Gabe Polsky.
Antes de continuar, he de aclarar que lo que sé de hockey sobre hielo se reduce a lo que vi en aquella cinta de Paul Newman, "El castañazo". Siempre me ha chocado cómo en este deporte son bienvenidas las peleas cuerpo a cuerpo y resultan casi tan importantes como las estrategias de los equipos. Supongo que eso anima bastante los partidos y, a base de codazos y empujones, les añaden una tensión que los vuelve más atractivos, aunque sólo sea para un público al estilo de los del circo romano. No obstante, el "hockey bonito" de los rusos a lo largo de los años 80 se encontaba en las antípodas de la caricatura violenta y alocada que popularizaron los americanos.
El protagonista, cuyo testimonio sirve de hilo conductor del documental, es Viacheslav Fetisov, uno de los mejores jugadores que ha tenido esta disciplina sobre hielo. Ha conseguido un sinfín de títulos y galadones, incluso un asteroide lleva su nombre. Fue el capitán del Red Army, el equipo nacional dirigido por militares y creado originalmente por Stalin para demostrar la superioridad de los atletas soviéticos. Basándose en las ideas de un creativo entrenador que se inspiraba en los movimientos de ajedrez y los ejercicios de ballet del Bolshoi y gracias a una férrea instrucción de otro implacable preparador, designado por el KGB, vivieron prácticamente aislados (sólo pasaban en casa alrededor de unas 36 noches al año) para perfeccionar su técnica y su forma física, logrando finalmente el oro olímpico en Sarajevo '84 y Calgary '88.
Este equipo, que era capaz de trenzar jugadas de ensueño en las que se cedían la pastilla una y otra vez, con la belleza extática de un ballet y la exactitud de un jaque mate, era a veces motivo de burla porque sus movimientos no estaban exclusivamente encaminados a un ataque o un remate próximo a la portería. Imagino que esto os recordará a cuando el estilo de nuestra selección española era considerado aburrido por parecer antiofensivo. El dominio del Red Army resultaba aplastante, eran tan rápidos y tan imprevisibles que apenas había contacto físico con sus rivales.
En el fondo era mucho más que un equipo, formaban un verdadero grupo de amigos que quedaban fuera del estadio para cenar y planeaban las vacaciones juntos. De todo eso habla con detalle Fetisov en el documental, de lo importante que es la adhesión inquebrantable a un colectivo. Algo similar sucedía con la idea de ser considerado como un soldado al servicio del régimen comunista, defendiendo las supuestas ventajas de un determinado modo de vida ante la amenazadora presencia del enemigo capitalista.
Mientras el equipo lo ganaba todo y se hacía más grande, el país al que representaba se hacia más pequeño e inseguro como consecuencia de las reformas emprendidas por Gorbachov, que permitieron una mayor apertura económica y la instauración de ideas y valores democráticos, si bien se acentuaba al mismo tiempo la separación entre ricos y pobres, quedando la Unión Soviética convertida de repente en un apetecible hábitat para depredadores oportunistas.
Fetisov, harto de las imposiciones absurdas y el despotismo de su entrenador, decidió renunciar al Red Army. Quería marcharse a la liga de hockey americana, triunfar allí, tener un buen salario, ser independiente. Lo que sucedió a continuación fue muy penoso para él y si queréis saberlo tendréis que ver el documental. Hay una magnífica lección de amor propio y perseverancia, también de amistad, sin ocultar los desencuentros y las reconciliaciones. Irónicamente, él pretendía mejorar abandonando la URSS y a su regreso se encontraría con Rusia, un país totalmente diferente, con nuevas conductas que imitarían entonces a la de los americanos, los mismos enemigos contra los cuales se había preparado para luchar toda la vida con el objetivo de vencerles y humillarles. La guerra fría se había acabado, pero en cierto modo él seguía considerándose un soldado.
LOU RIP Forum Punisher
Mensajes : 69558 Fecha de inscripción : 27/02/2013 Edad : 58 Localización : Portugalete-Estonia
En los títulos de crédito finales se incluye una cita atribuida a Buda: "Hay tres cosas que no pueden estar siempre ocultas: el sol, la luna y la verdad". Sin embargo, si estas palabras se presentaran al principio del documental parecerían estar predisponiéndonos para ver algo mucho más divulgativo y solemne de lo que es en realidad esta "historia de la guerra fría sobre el hielo". Es cierto que el tono general es serio, no en vano revela un doloroso drama colectivo, pero la realización a veces lo hace más distendido ayudándose con acierto del humor, que se pone de manifiesto en varias declaraciones lacónicas o directamente absurdas, así como en algunas imágenes vulgares que en otras circuntancias se hubieran eliminado en la sala de montaje.
Los paralelismos entre la evolución del hockey soviético, con su simbólico sentido patriótico y su poderoso efecto de propaganda del régimen comunista, y los propios cambios de un país que mientras se mantuvo unido y bajo una totalitaria represión, daban una imagen de nación invencible, representan la estructura principal sobre la que sostiene esta magnífica película producida por Werner Herzog y dirigida por un joven americano de origen ruso, Gabe Polsky.
Antes de continuar, he de aclarar que lo que sé de hockey sobre hielo se reduce a lo que vi en aquella cinta de Paul Newman, "El castañazo". Siempre me ha chocado cómo en este deporte son bienvenidas las peleas cuerpo a cuerpo y resultan casi tan importantes como las estrategias de los equipos. Supongo que eso anima bastante los partidos y, a base de codazos y empujones, les añaden una tensión que los vuelve más atractivos, aunque sólo sea para un público al estilo de los del circo romano. No obstante, el "hockey bonito" de los rusos a lo largo de los años 80 se encontaba en las antípodas de la caricatura violenta y alocada que popularizaron los americanos.
El protagonista, cuyo testimonio sirve de hilo conductor del documental, es Viacheslav Fetisov, uno de los mejores jugadores que ha tenido esta disciplina sobre hielo. Ha conseguido un sinfín de títulos y galadones, incluso un asteroide lleva su nombre. Fue el capitán del Red Army, el equipo nacional dirigido por militares y creado originalmente por Stalin para demostrar la superioridad de los atletas soviéticos. Basándose en las ideas de un creativo entrenador que se inspiraba en los movimientos de ajedrez y los ejercicios de ballet del Bolshoi y gracias a una férrea instrucción de otro implacable preparador, designado por el KGB, vivieron prácticamente aislados (sólo pasaban en casa alrededor de unas 36 noches al año) para perfeccionar su técnica y su forma física, logrando finalmente el oro olímpico en Sarajevo '84 y Calgary '88.
Este equipo, que era capaz de trenzar jugadas de ensueño en las que se cedían la pastilla una y otra vez, con la belleza extática de un ballet y la exactitud de un jaque mate, era a veces motivo de burla porque sus movimientos no estaban exclusivamente encaminados a un ataque o un remate próximo a la portería. Imagino que esto os recordará a cuando el estilo de nuestra selección española era considerado aburrido por parecer antiofensivo. El dominio del Red Army resultaba aplastante, eran tan rápidos y tan imprevisibles que apenas había contacto físico con sus rivales.
En el fondo era mucho más que un equipo, formaban un verdadero grupo de amigos que quedaban fuera del estadio para cenar y planeaban las vacaciones juntos. De todo eso habla con detalle Fetisov en el documental, de lo importante que es la adhesión inquebrantable a un colectivo. Algo similar sucedía con la idea de ser considerado como un soldado al servicio del régimen comunista, defendiendo las supuestas ventajas de un determinado modo de vida ante la amenazadora presencia del enemigo capitalista.
Mientras el equipo lo ganaba todo y se hacía más grande, el país al que representaba se hacia más pequeño e inseguro como consecuencia de las reformas emprendidas por Gorbachov, que permitieron una mayor apertura económica y la instauración de ideas y valores democráticos, si bien se acentuaba al mismo tiempo la separación entre ricos y pobres, quedando la Unión Soviética convertida de repente en un apetecible hábitat para depredadores oportunistas.
Fetisov, harto de las imposiciones absurdas y el despotismo de su entrenador, decidió renunciar al Red Army. Quería marcharse a la liga de hockey americana, triunfar allí, tener un buen salario, ser independiente. Lo que sucedió a continuación fue muy penoso para él y si queréis saberlo tendréis que ver el documental. Hay una magnífica lección de amor propio y perseverancia, también de amistad, sin ocultar los desencuentros y las reconciliaciones. Irónicamente, él pretendía mejorar abandonando la URSS y a su regreso se encontraría con Rusia, un país totalmente diferente, con nuevas conductas que imitarían entonces a la de los americanos, los mismos enemigos contra los cuales se había preparado para luchar toda la vida con el objetivo de vencerles y humillarles. La guerra fría se había acabado, pero en cierto modo él seguía considerándose un soldado.
Lo he visto Ale. Tengo un amiguete que es un flipao (en muchas ocasiones un plasta) de ese deporte y casi me obligó a verlo. No esperaba nada pero la sorpresa fue mayúscula.
En los títulos de crédito finales se incluye una cita atribuida a Buda: "Hay tres cosas que no pueden estar siempre ocultas: el sol, la luna y la verdad". Sin embargo, si estas palabras se presentaran al principio del documental parecerían estar predisponiéndonos para ver algo mucho más divulgativo y solemne de lo que es en realidad esta "historia de la guerra fría sobre el hielo". Es cierto que el tono general es serio, no en vano revela un doloroso drama colectivo, pero la realización a veces lo hace más distendido ayudándose con acierto del humor, que se pone de manifiesto en varias declaraciones lacónicas o directamente absurdas, así como en algunas imágenes vulgares que en otras circuntancias se hubieran eliminado en la sala de montaje.
Los paralelismos entre la evolución del hockey soviético, con su simbólico sentido patriótico y su poderoso efecto de propaganda del régimen comunista, y los propios cambios de un país que mientras se mantuvo unido y bajo una totalitaria represión, daban una imagen de nación invencible, representan la estructura principal sobre la que sostiene esta magnífica película producida por Werner Herzog y dirigida por un joven americano de origen ruso, Gabe Polsky.
Antes de continuar, he de aclarar que lo que sé de hockey sobre hielo se reduce a lo que vi en aquella cinta de Paul Newman, "El castañazo". Siempre me ha chocado cómo en este deporte son bienvenidas las peleas cuerpo a cuerpo y resultan casi tan importantes como las estrategias de los equipos. Supongo que eso anima bastante los partidos y, a base de codazos y empujones, les añaden una tensión que los vuelve más atractivos, aunque sólo sea para un público al estilo de los del circo romano. No obstante, el "hockey bonito" de los rusos a lo largo de los años 80 se encontaba en las antípodas de la caricatura violenta y alocada que popularizaron los americanos.
El protagonista, cuyo testimonio sirve de hilo conductor del documental, es Viacheslav Fetisov, uno de los mejores jugadores que ha tenido esta disciplina sobre hielo. Ha conseguido un sinfín de títulos y galadones, incluso un asteroide lleva su nombre. Fue el capitán del Red Army, el equipo nacional dirigido por militares y creado originalmente por Stalin para demostrar la superioridad de los atletas soviéticos. Basándose en las ideas de un creativo entrenador que se inspiraba en los movimientos de ajedrez y los ejercicios de ballet del Bolshoi y gracias a una férrea instrucción de otro implacable preparador, designado por el KGB, vivieron prácticamente aislados (sólo pasaban en casa alrededor de unas 36 noches al año) para perfeccionar su técnica y su forma física, logrando finalmente el oro olímpico en Sarajevo '84 y Calgary '88.
Este equipo, que era capaz de trenzar jugadas de ensueño en las que se cedían la pastilla una y otra vez, con la belleza extática de un ballet y la exactitud de un jaque mate, era a veces motivo de burla porque sus movimientos no estaban exclusivamente encaminados a un ataque o un remate próximo a la portería. Imagino que esto os recordará a cuando el estilo de nuestra selección española era considerado aburrido por parecer antiofensivo. El dominio del Red Army resultaba aplastante, eran tan rápidos y tan imprevisibles que apenas había contacto físico con sus rivales.
En el fondo era mucho más que un equipo, formaban un verdadero grupo de amigos que quedaban fuera del estadio para cenar y planeaban las vacaciones juntos. De todo eso habla con detalle Fetisov en el documental, de lo importante que es la adhesión inquebrantable a un colectivo. Algo similar sucedía con la idea de ser considerado como un soldado al servicio del régimen comunista, defendiendo las supuestas ventajas de un determinado modo de vida ante la amenazadora presencia del enemigo capitalista.
Mientras el equipo lo ganaba todo y se hacía más grande, el país al que representaba se hacia más pequeño e inseguro como consecuencia de las reformas emprendidas por Gorbachov, que permitieron una mayor apertura económica y la instauración de ideas y valores democráticos, si bien se acentuaba al mismo tiempo la separación entre ricos y pobres, quedando la Unión Soviética convertida de repente en un apetecible hábitat para depredadores oportunistas.
Fetisov, harto de las imposiciones absurdas y el despotismo de su entrenador, decidió renunciar al Red Army. Quería marcharse a la liga de hockey americana, triunfar allí, tener un buen salario, ser independiente. Lo que sucedió a continuación fue muy penoso para él y si queréis saberlo tendréis que ver el documental. Hay una magnífica lección de amor propio y perseverancia, también de amistad, sin ocultar los desencuentros y las reconciliaciones. Irónicamente, él pretendía mejorar abandonando la URSS y a su regreso se encontraría con Rusia, un país totalmente diferente, con nuevas conductas que imitarían entonces a la de los americanos, los mismos enemigos contra los cuales se había preparado para luchar toda la vida con el objetivo de vencerles y humillarles. La guerra fría se había acabado, pero en cierto modo él seguía considerándose un soldado.
Vale, adjudicada. Intentaré verla este fin de semana. Un placer volver a leerte.
Alehardrock CAPITAN POPUHEADS
Mensajes : 11182 Fecha de inscripción : 21/03/2013
Harry Dean Stanton tiene ahora 89 años y este documental describe en parte cómo ha sido su vida y su carrera. Siempre se le recordará por su papel protagonista en la mítica "Paris-Texas", aunque hasta entonces fue un eterno secundario que aportaba un toque excéntrico a las películas en las que participaba.
Es un tipo solitario, de pocas palabras, nunca se casó, no está seguro de los hijos que ha dejado, fue soldado en la II Guerra Mundial (intervino en la batalla de Okinawa) y desde hace más de 40 años frecuenta el mismo bar de Santa Monica Boulevard... Como él mismo reconoce, ha sabido evitar el éxito con ingenio.
Sin embargo, es también considerado por muchos como una leyenda. Filmes como "Cool Hand Luke", "Pat Garrett and Billy the Kid", "Alien", "Repo man" o los que rodó con David Lynch (permitiéndose incluso rechazar el papel de Frank Booth en "Blue velvet"), le han hecho alcanzar ese estatus. En el documental se muestran escenas de muchos de sus trabajos y aportan interesantes comentarios el propio Lynch (que le realiza una pequeña entrevista), Sam Shepard, Wim Wenders (guionista y director respectivamente de "Paris-Texas"), Deborah Harry (que le dedicó la canción "I want that man") o Kris Kristofferson, amigo con el que compartió películas, canciones y juergas, junto a otro grande como Jack Nicholson.
Aunque al principio rehúye el tema, acaba hablando de sus padres y lo que le afectó su divorcio cuando era un adolescente. También confiesa cómo le rompió el corazón Rebecca de Mornay al marcharse con Tom Cruise, da detalles de su relación con Marlon Brando, relata alguna anécdota sobre Dylan y Peckinpah... Pero lo que hace que el documental sea verdaderamente extraordinario es la parte musical, que ocupa casi la mitad del metraje del mismo. Harry Dean, fotografiado en blanco y negro y en primeros planos que encuadran ese rostro tan expresivo, entona hasta un total de 11 canciones, desde "Blue moon" a "Danny Boy", pasando por "Blue eyes crying in the rain" o "Hands on the wheel". Da igual que no sean perfectas, todas las interpretaciones resultan hermosas y emocionantes. No se trata de una elegía anticipada. Es la celebración de la vida de un actor llena de pequeñas y grandes aventuras.
el murciélago
Mensajes : 45544 Fecha de inscripción : 28/02/2013 Edad : 47 Localización : El paraiso
Harry Dean Stanton tiene ahora 89 años y este documental describe en parte cómo ha sido su vida y su carrera. Siempre se le recordará por su papel protagonista en la mítica "Paris-Texas", aunque hasta entonces fue un eterno secundario que aportaba un toque excéntrico a las películas en las que participaba.
Es un tipo solitario, de pocas palabras, nunca se casó, no está seguro de los hijos que ha dejado, fue soldado en la II Guerra Mundial (intervino en la batalla de Okinawa) y desde hace más de 40 años frecuenta el mismo bar de Santa Monica Boulevard... Como él mismo reconoce, ha sabido evitar el éxito con ingenio.
Sin embargo, es también considerado por muchos como una leyenda. Filmes como "Cool Hand Luke", "Pat Garrett and Billy the Kid", "Alien", "Repo man" o los que rodó con David Lynch (permitiéndose incluso rechazar el papel de Frank Booth en "Blue velvet"), le han hecho alcanzar ese estatus. En el documental se muestran escenas de muchos de sus trabajos y aportan interesantes comentarios el propio Lynch (que le realiza una pequeña entrevista), Sam Shepard, Wim Wenders (guionista y director respectivamente de "Paris-Texas"), Deborah Harry (que le dedicó la canción "I want that man") o Kris Kristofferson, amigo con el que compartió películas, canciones y juergas, junto a otro grande como Jack Nicholson.
Aunque al principio rehúye el tema, acaba hablando de sus padres y lo que le afectó su divorcio cuando era un adolescente. También confiesa cómo le rompió el corazón Rebecca de Mornay al marcharse con Tom Cruise, da detalles de su relación con Marlon Brando, relata alguna anécdota sobre Dylan y Peckinpah... Pero lo que hace que el documental sea verdaderamente extraordinario es la parte musical, que ocupa casi la mitad del metraje del mismo. Harry Dean, fotografiado en blanco y negro y en primeros planos que encuadran ese rostro tan expresivo, entona hasta un total de 11 canciones, desde "Blue moon" a "Danny Boy", pasando por "Blue eyes crying in the rain" o "Hands on the wheel". Da igual que no sean perfectas, todas las interpretaciones resultan hermosas y emocionantes. No se trata de una elegía anticipada. Es la celebración de la vida de un actor llena de pequeñas y grandes aventuras.
Harry Dean Stanton tiene ahora 89 años y este documental describe en parte cómo ha sido su vida y su carrera. Siempre se le recordará por su papel protagonista en la mítica "Paris-Texas", aunque hasta entonces fue un eterno secundario que aportaba un toque excéntrico a las películas en las que participaba.
Es un tipo solitario, de pocas palabras, nunca se casó, no está seguro de los hijos que ha dejado, fue soldado en la II Guerra Mundial (intervino en la batalla de Okinawa) y desde hace más de 40 años frecuenta el mismo bar de Santa Monica Boulevard... Como él mismo reconoce, ha sabido evitar el éxito con ingenio.
Sin embargo, es también considerado por muchos como una leyenda. Filmes como "Cool Hand Luke", "Pat Garrett and Billy the Kid", "Alien", "Repo man" o los que rodó con David Lynch (permitiéndose incluso rechazar el papel de Frank Booth en "Blue velvet"), le han hecho alcanzar ese estatus. En el documental se muestran escenas de muchos de sus trabajos y aportan interesantes comentarios el propio Lynch (que le realiza una pequeña entrevista), Sam Shepard, Wim Wenders (guionista y director respectivamente de "Paris-Texas"), Deborah Harry (que le dedicó la canción "I want that man") o Kris Kristofferson, amigo con el que compartió películas, canciones y juergas, junto a otro grande como Jack Nicholson.
Aunque al principio rehúye el tema, acaba hablando de sus padres y lo que le afectó su divorcio cuando era un adolescente. También confiesa cómo le rompió el corazón Rebecca de Mornay al marcharse con Tom Cruise, da detalles de su relación con Marlon Brando, relata alguna anécdota sobre Dylan y Peckinpah... Pero lo que hace que el documental sea verdaderamente extraordinario es la parte musical, que ocupa casi la mitad del metraje del mismo. Harry Dean, fotografiado en blanco y negro y en primeros planos que encuadran ese rostro tan expresivo, entona hasta un total de 11 canciones, desde "Blue moon" a "Danny Boy", pasando por "Blue eyes crying in the rain" o "Hands on the wheel". Da igual que no sean perfectas, todas las interpretaciones resultan hermosas y emocionantes. No se trata de una elegía anticipada. Es la celebración de la vida de un actor llena de pequeñas y grandes aventuras.
muy interesante
Pues sí.
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Alinoe
Mensajes : 12032 Fecha de inscripción : 28/02/2013 Edad : 48
En los títulos de crédito finales se incluye una cita atribuida a Buda: "Hay tres cosas que no pueden estar siempre ocultas: el sol, la luna y la verdad". Sin embargo, si estas palabras se presentaran al principio del documental parecerían estar predisponiéndonos para ver algo mucho más divulgativo y solemne de lo que es en realidad esta "historia de la guerra fría sobre el hielo". Es cierto que el tono general es serio, no en vano revela un doloroso drama colectivo, pero la realización a veces lo hace más distendido ayudándose con acierto del humor, que se pone de manifiesto en varias declaraciones lacónicas o directamente absurdas, así como en algunas imágenes vulgares que en otras circuntancias se hubieran eliminado en la sala de montaje.
Los paralelismos entre la evolución del hockey soviético, con su simbólico sentido patriótico y su poderoso efecto de propaganda del régimen comunista, y los propios cambios de un país que mientras se mantuvo unido y bajo una totalitaria represión, daban una imagen de nación invencible, representan la estructura principal sobre la que sostiene esta magnífica película producida por Werner Herzog y dirigida por un joven americano de origen ruso, Gabe Polsky.
Antes de continuar, he de aclarar que lo que sé de hockey sobre hielo se reduce a lo que vi en aquella cinta de Paul Newman, "El castañazo". Siempre me ha chocado cómo en este deporte son bienvenidas las peleas cuerpo a cuerpo y resultan casi tan importantes como las estrategias de los equipos. Supongo que eso anima bastante los partidos y, a base de codazos y empujones, les añaden una tensión que los vuelve más atractivos, aunque sólo sea para un público al estilo de los del circo romano. No obstante, el "hockey bonito" de los rusos a lo largo de los años 80 se encontaba en las antípodas de la caricatura violenta y alocada que popularizaron los americanos.
El protagonista, cuyo testimonio sirve de hilo conductor del documental, es Viacheslav Fetisov, uno de los mejores jugadores que ha tenido esta disciplina sobre hielo. Ha conseguido un sinfín de títulos y galadones, incluso un asteroide lleva su nombre. Fue el capitán del Red Army, el equipo nacional dirigido por militares y creado originalmente por Stalin para demostrar la superioridad de los atletas soviéticos. Basándose en las ideas de un creativo entrenador que se inspiraba en los movimientos de ajedrez y los ejercicios de ballet del Bolshoi y gracias a una férrea instrucción de otro implacable preparador, designado por el KGB, vivieron prácticamente aislados (sólo pasaban en casa alrededor de unas 36 noches al año) para perfeccionar su técnica y su forma física, logrando finalmente el oro olímpico en Sarajevo '84 y Calgary '88.
Este equipo, que era capaz de trenzar jugadas de ensueño en las que se cedían la pastilla una y otra vez, con la belleza extática de un ballet y la exactitud de un jaque mate, era a veces motivo de burla porque sus movimientos no estaban exclusivamente encaminados a un ataque o un remate próximo a la portería. Imagino que esto os recordará a cuando el estilo de nuestra selección española era considerado aburrido por parecer antiofensivo. El dominio del Red Army resultaba aplastante, eran tan rápidos y tan imprevisibles que apenas había contacto físico con sus rivales.
En el fondo era mucho más que un equipo, formaban un verdadero grupo de amigos que quedaban fuera del estadio para cenar y planeaban las vacaciones juntos. De todo eso habla con detalle Fetisov en el documental, de lo importante que es la adhesión inquebrantable a un colectivo. Algo similar sucedía con la idea de ser considerado como un soldado al servicio del régimen comunista, defendiendo las supuestas ventajas de un determinado modo de vida ante la amenazadora presencia del enemigo capitalista.
Mientras el equipo lo ganaba todo y se hacía más grande, el país al que representaba se hacia más pequeño e inseguro como consecuencia de las reformas emprendidas por Gorbachov, que permitieron una mayor apertura económica y la instauración de ideas y valores democráticos, si bien se acentuaba al mismo tiempo la separación entre ricos y pobres, quedando la Unión Soviética convertida de repente en un apetecible hábitat para depredadores oportunistas.
Fetisov, harto de las imposiciones absurdas y el despotismo de su entrenador, decidió renunciar al Red Army. Quería marcharse a la liga de hockey americana, triunfar allí, tener un buen salario, ser independiente. Lo que sucedió a continuación fue muy penoso para él y si queréis saberlo tendréis que ver el documental. Hay una magnífica lección de amor propio y perseverancia, también de amistad, sin ocultar los desencuentros y las reconciliaciones. Irónicamente, él pretendía mejorar abandonando la URSS y a su regreso se encontraría con Rusia, un país totalmente diferente, con nuevas conductas que imitarían entonces a la de los americanos, los mismos enemigos contra los cuales se había preparado para luchar toda la vida con el objetivo de vencerles y humillarles. La guerra fría se había acabado, pero en cierto modo él seguía considerándose un soldado.
Vale, adjudicada. Intentaré verla este fin de semana. Un placer volver a leerte.
Harry Dean Stanton tiene ahora 89 años y este documental describe en parte cómo ha sido su vida y su carrera. Siempre se le recordará por su papel protagonista en la mítica "Paris-Texas", aunque hasta entonces fue un eterno secundario que aportaba un toque excéntrico a las películas en las que participaba.
Es un tipo solitario, de pocas palabras, nunca se casó, no está seguro de los hijos que ha dejado, fue soldado en la II Guerra Mundial (intervino en la batalla de Okinawa) y desde hace más de 40 años frecuenta el mismo bar de Santa Monica Boulevard... Como él mismo reconoce, ha sabido evitar el éxito con ingenio.
Sin embargo, es también considerado por muchos como una leyenda. Filmes como "Cool Hand Luke", "Pat Garrett and Billy the Kid", "Alien", "Repo man" o los que rodó con David Lynch (permitiéndose incluso rechazar el papel de Frank Booth en "Blue velvet"), le han hecho alcanzar ese estatus. En el documental se muestran escenas de muchos de sus trabajos y aportan interesantes comentarios el propio Lynch (que le realiza una pequeña entrevista), Sam Shepard, Wim Wenders (guionista y director respectivamente de "Paris-Texas"), Deborah Harry (que le dedicó la canción "I want that man") o Kris Kristofferson, amigo con el que compartió películas, canciones y juergas, junto a otro grande como Jack Nicholson.
Aunque al principio rehúye el tema, acaba hablando de sus padres y lo que le afectó su divorcio cuando era un adolescente. También confiesa cómo le rompió el corazón Rebecca de Mornay al marcharse con Tom Cruise, da detalles de su relación con Marlon Brando, relata alguna anécdota sobre Dylan y Peckinpah... Pero lo que hace que el documental sea verdaderamente extraordinario es la parte musical, que ocupa casi la mitad del metraje del mismo. Harry Dean, fotografiado en blanco y negro y en primeros planos que encuadran ese rostro tan expresivo, entona hasta un total de 11 canciones, desde "Blue moon" a "Danny Boy", pasando por "Blue eyes crying in the rain" o "Hands on the wheel". Da igual que no sean perfectas, todas las interpretaciones resultan hermosas y emocionantes. No se trata de una elegía anticipada. Es la celebración de la vida de un actor llena de pequeñas y grandes aventuras.
muy interesante
Pues sí.
Hace tiempo que la bajé, pero como no encontré los subtítulos la dejé aparcada. Por cierto me gusto mucho el documental de Red Army, mi valoración: де́вять / де́сять