Este documental se quedó fuera de la Semana Welles, pero lo rescato ahora.
Producido por Canal+ y escrito por dos críticos de la revista Dirigido, Carlos Heredero y Esteve Riambau, describe la relación del cineasta americano con nuestro país. Lo hace a lo largo de varias décadas, desde que con 18 años, en la primavera de 1933, se quedara unos meses viviendo en un corrala de Triana y se empeñara en probar suerte con el toreo.

Aunque apoyó la causa republicana y detestaba a Franco no dudó en pasarse por Madrid en 1951, después de unos días de rodaje de "Otelo" en Tánger. En la capital visitó el Museo del Prado, donde descubrió las pinturas de Goya y Velázquez. Un par de años después filmaría aquí "Mr. Arkadin", de la que montó hasta cinco copias distintas en función del país donde destinaba distribuirlas. La copia española la protagonizaba la gran Amparo Rivelles, que alababa el trato del director. En cambio, Gil Parrondo, encargado de los decorados, no opinaba lo mismo.

El documental relata cómo hizo "Campanadas a medianoche", gracias a la participación como productor de Emiliano Piedra (tras abandonar el proyecto Espartaco Santoni y Marujita Díaz). Revela detalles de la sensacional escena de la batalla y las diferentes localizaciones y explica cómo Welles aprovechaba decorados y objetos de otras películas españolas de la época. Hacía de la necesidad virtud y aparentaba majestuosidad cuando el presupuesto escaseaba. Emiliano Piedra sabía que perdería dinero, así que le propuso rodar a la vez una peli más comercial, una adaptación de "La isla del tesoro", pero el americano sólo aguantó dos días en el mar.

En los 70 tuvo la intención de realizar el western "Los supervivientes", con guión de Peter Viertel (autor de "La reina de África"), pero no se materializó. La que sí comenzó a rodar, pero no en un estudio, sino en su casa de Aravaca, fue "Una histora inmortal", basada en la obra de su adorada Isak Dinesen.
También quiso filmar "Los monstruos sagrados" sobre los hábitos de un grupo de vividores de la "jet-set", pero el proyecto se transformó en "Al otro lado del viento", adaptando el argumento al mundo del cine, con John Huston y Peter Bogdanovich de protagonistas.

Welles amó profundamente España, viajó de una punta a otra de nuestra geografía, saboreó nuestra comida, estudió nuestras costumbres, nuestra cultura, y hasta el final de sus días pensó en completar una ambiciosa versión contemporánea de la vida de Don Quijote y Sancho. De todos sus proyectos inacabados este fue el que más tiempo le acompañó, convirtiéndose en una fijación que establecía una curiosa relación entre la figura de Don Quijote y su experiencia personal, ya que él también se afanaba por luchar contra otros molinos de viento, los de la industria del cine y el desprecio del gran público.

Alehardrock escribió:

Este documental se quedó fuera de la Semana Welles, pero lo rescato ahora.
Producido por Canal+ y escrito por dos críticos de la revista Dirigido, Carlos Heredero y Esteve Riambau, describe la relación del cineasta americano con nuestro país. Lo hace a lo largo de varias décadas, desde que con 18 años, en la primavera de 1933, se quedara unos meses viviendo en un corrala de Triana y se empeñara en probar suerte con el toreo.

Aunque apoyó la causa republicana y detestaba a Franco no dudó en pasarse por Madrid en 1951, después de unos días de rodaje de "Otelo" en Tánger. En la capital visitó el Museo del Prado, donde descubrió las pinturas de Goya y Velázquez. Un par de años después filmaría aquí "Mr. Arkadin", de la que montó hasta cinco copias distintas en función del país donde destinaba distribuirlas. La copia española la protagonizaba la gran Amparo Rivelles, que alababa el trato del director. En cambio, Gil Parrondo, encargado de los decorados, no opinaba lo mismo.

El documental relata cómo hizo "Campanadas a medianoche", gracias a la participación como productor de Emiliano Piedra (tras abandonar el proyecto Espartaco Santoni y Marujita Díaz). Revela detalles de la sensacional escena de la batalla y las diferentes localizaciones y explica cómo Welles aprovechaba decorados y objetos de otras películas españolas de la época. Hacía de la necesidad virtud y aparentaba majestuosidad cuando el presupuesto escaseaba. Emiliano Piedra sabía que perdería dinero, así que le propuso rodar a la vez una peli más comercial, una adaptación de "La isla del tesoro", pero el americano sólo aguantó dos días en el mar.

En los 70 tuvo la intención de realizar el western "Los supervivientes", con guión de Peter Viertel (autor de "La reina de África"), pero no se materializó. La que sí comenzó a rodar, pero no en un estudio, sino en su casa de Aravaca, fue "Una histora inmortal", basada en la obra de su adorada Isak Dinesen.
También quiso filmar "Los monstruos sagrados" sobre los hábitos de un grupo de vividores de la "jet-set", pero el proyecto se transformó en "Al otro lado del viento", adaptando el argumento al mundo del cine, con John Huston y Peter Bogdanovich de protagonistas.

Welles amó profundamente España, viajó de una punta a otra de nuestra geografía, saboreó nuestra comida, estudió nuestras costumbres, nuestra cultura, y hasta el final de sus días pensó en completar una ambiciosa versión contemporánea de la vida de Don Quijote y Sancho. De todos sus proyectos inacabados este fue el que más tiempo le acompañó, convirtiéndose en una fijación que establecía una curiosa relación entre la figura de Don Quijote y su experiencia personal, ya que él también se afanaba por luchar contra otros molinos de viento, los de la industria del cine y el desprecio del gran público.

Tomo nota. Me interesa mucho, pero a ver cuándo saco tiempo para verlo.

Alehardrock escribió:

Este documental se quedó fuera de la Semana Welles, pero lo rescato ahora.
Producido por Canal+ y escrito por dos críticos de la revista Dirigido, Carlos Heredero y Esteve Riambau, describe la relación del cineasta americano con nuestro país. Lo hace a lo largo de varias décadas, desde que con 18 años, en la primavera de 1933, se quedara unos meses viviendo en un corrala de Triana y se empeñara en probar suerte con el toreo.

Aunque apoyó la causa republicana y detestaba a Franco no dudó en pasarse por Madrid en 1951, después de unos días de rodaje de "Otelo" en Tánger. En la capital visitó el Museo del Prado, donde descubrió las pinturas de Goya y Velázquez. Un par de años después filmaría aquí "Mr. Arkadin", de la que montó hasta cinco copias distintas en función del país donde destinaba distribuirlas. La copia española la protagonizaba la gran Amparo Rivelles, que alababa el trato del director. En cambio, Gil Parrondo, encargado de los decorados, no opinaba lo mismo.

El documental relata cómo hizo "Campanadas a medianoche", gracias a la participación como productor de Emiliano Piedra (tras abandonar el proyecto Espartaco Santoni y Marujita Díaz). Revela detalles de la sensacional escena de la batalla y las diferentes localizaciones y explica cómo Welles aprovechaba decorados y objetos de otras películas españolas de la época. Hacía de la necesidad virtud y aparentaba majestuosidad cuando el presupuesto escaseaba. Emiliano Piedra sabía que perdería dinero, así que le propuso rodar a la vez una peli más comercial, una adaptación de "La isla del tesoro", pero el americano sólo aguantó dos días en el mar.

En los 70 tuvo la intención de realizar el western "Los supervivientes", con guión de Peter Viertel (autor de "La reina de África"), pero no se materializó. La que sí comenzó a rodar, pero no en un estudio, sino en su casa de Aravaca, fue "Una histora inmortal", basada en la obra de su adorada Isak Dinesen.
También quiso filmar "Los monstruos sagrados" sobre los hábitos de un grupo de vividores de la "jet-set", pero el proyecto se transformó en "Al otro lado del viento", adaptando el argumento al mundo del cine, con John Huston y Peter Bogdanovich de protagonistas.

Welles amó profundamente España, viajó de una punta a otra de nuestra geografía, saboreó nuestra comida, estudió nuestras costumbres, nuestra cultura, y hasta el final de sus días pensó en completar una ambiciosa versión contemporánea de la vida de Don Quijote y Sancho. De todos sus proyectos inacabados este fue el que más tiempo le acompañó, convirtiéndose en una fijación que establecía una curiosa relación entre la figura de Don Quijote y su experiencia personal, ya que él también se afanaba por luchar contra otros molinos de viento, los de la industria del cine y el desprecio del gran público.

Very intetesting.
Yo tengo una copia sin abrir aún de Mr. Arkadin. La de la colección Filmoteca Fnac. No sé si será la misma que vi hace ya muchos años. Aunque tampoco me acordaré.