Gerry Beckley, Dan Peek y Dewey Bunnell formarían America en 1970. Con 18 y 20 años de edad respectivamente los dos primeros, habían nacido en Estados Unidos pero crecieron en Inglaterra debido a que sus padres eran militares destinados en la pérfida Albión. Por su parte, Burnell contaba con 19 años y él ya había nacido en territorio inglés al dedicarse su padre a la misma profesión que los anteriores.

El trío ejecutaría con maestría los géneros de soft rock, folk y pop. De hecho desde su primera entrega, con título homónimo, saborearían las mieles de un éxito, más o menos, moderado.

“America” (1971) fue un compendio de 12 temas entre las que desfilaban influencias de Neil Young o The Byrds, pasando por Bob Dylan y hasta The Beatles. En este primer álbum se encuentra el tema por excelencia de la banda, “A horse with no name”. La canción fue un éxito absoluto desde que fuese publicada llegando al número 1 en el billboard, sí. Los lanzó al estrellato inmediatamente, también. Pero es igual de cierto que fue, de alguna manera, la culpable de que se les tachase como a una copia barata de “Crosby, Stills, Nash & Young” o les reconociesen (y a día de hoy todavía arrastren el sanbenito) de one hit wonder band. La canción destila un aire desértico y la imaginería con que fue concebida corrobora esa sensación al escucharla; no en vano el título embrionario de la misma fue “desert song”.

Ese primer álbum contenía, además del citado hit, unas cuantas gemas a descubrir. El hechizo que provoca escuchar canciones como “I need you”, “Sandman” o “Riverside” presenta un sonido bucólico, con guitarras limpias y voces que supuran pureza, que les llevaría a ser los teloneros de los Everly Brothers a lo largo de Estados Unidos. Por lo tanto, la conquista había comenzado.

El segundo álbum de estudio de America pasa por ser, para la mayoría de críticos, su mejor trabajo. No seré yo quien lo discuta, aunque según en qué etapa me encuentre pueda decantarme también por el debut o Hearts. La banda había decidido mudarse a Los Ángeles siguiendo, probablemente, la senda de The Eagles.

En Homecoming se pule un poco más el género pop y se electrifica algo el sonido contando con las incorporaciones de Joe Osborn al bajo y Hal Blaine a la batería. Las melodías, marca de la casa, son evocadoras y la producción es nítida y reluciente. Y, gracias a esta evolución continuista, se convertiría en otro disco que saborease el triunfo mediático. Tanto es así que se alzarían con el Grammy a mejor artista nuevo del año 1972.

Los temas que pasaron a la posteridad fueron “Ventura Highway”, “Only in your heart” y “Don’t cross the river”, sin embargo el álbum funciona perfectamente como conjunto. Se hace escaso y pide una nueva escucha cada vez que llega al final. Como curiosidad, Homecoming recoge el tema que quizá sea el más rockero de su carrera, “California revisited”.

La tercera apuesta de America supuso el encuentro con la fría indiferencia para la banda por parte de los seguidores. Un álbum que, siendo honestos, bajaba el nivel compositivo de los anteriores y el cual fue enfocado más hacia unos arreglos demasiado recargados. Tal como ocurriese en Homecoming la producción correría a cargo de Beckley, Bunnell y Peek y sería el pistoletazo final para ellos mismos en dichas labores, pues para el siguiente contarían con un auténtico miembro de la realeza. Pero esa es otra historia…

Musicalmente destaca “Muskrat Love”, el único tema que consiguió cierta notoriedad de todo el disco y que, curiosamente, llegaría mucho más alto tres años después de la mano del dúo musical Captain & Tennille. Lo cierto es que esas melodías soft/folk/rock, sello de su identidad, prácticamente se evaporaron y la banda lo pagó.

A parte del citado single semi notorio en su época, destacan en el álbum “Rainbow song” y “She’s gonna let you down”, un par de temas que, bajo mi criterio, sostienen el disco junto a “Muskrat love” para no desecharlo a la ligera puesto que si el soft rock y concretamente esta banda es del agrado de uno, es un disco disfrutable. Como curiosidad, en Hat Trick se encuentra una canción de duración inusual para lo que habitualmente venía facturando el trío. Se trata del corte que da título a este tercer trabajo y se lo llevaron hasta los ocho minutos y medio.

El cuarto álbum de estudio de la banda pasa por ser su ave fénix, y gran parte de culpa de que así sea la tiene el insigne George Martin. El que fuese productor de The Beatles se puso a los mandos de Holiday y, siendo honestos, acertó de pleno. La producción es deliciosa y las acústicas, así como las suaves melodías, impregnan la grabación con una calidez que hasta el momento no habían tenido. De hecho, siempre se ha considerado el disco más británico del trío y eso, estando Martin por medio, no debería suponer sorpresa alguna.

Holiday consiguió devolver a America a los puestos nobles de los charts. No en vano el álbum escaló hasta el número cuatro y dos de sus singles llegaron al número uno; concretamente la fantástica “Tin man” y, mi canción favorita de la banda junto a “I need you”, “Lonely people”. De todos modos, para ser honesto, hay que otorgar a la banda el mérito que se merece en cuanto a su vuelta al éxito y no sólo al productor. Lo cierto es que las canciones que acompañan a los dos singles sobresalientes tienen una calidad indudable. Por lo tanto, no se da cabida al relleno y eso hace crecer al álbum hasta cotas muy altas. Así "Another Try," "Old Man Took,", "In the Country”, además de la preciosa apertura instrumental "Miniature" se convierten en piezas fundamentales para entender el sonido de America más allá de sus poderosos singles que habitan en el imaginario colectivo.

En 1975 entregarían su quinto álbum de estudio y con el cerrarían su etapa de máxima inspiración. Hearts trajo consigo nuevamente la vuelta del éxito comercial, no en vano fue disco de platino, otra vez de la mano de George Martin.

En sus pistas encontramos la canción abanderada de America, con permiso de “A horse with no name”, una pieza inspirada en “My sweet lord“ de George Harrison y que responde al nombre de “Sister Golden hair”. Sin duda se trata de una canción bellísima que perdura en el tiempo década tras década. El álbum también contaría con la belleza y ternura de “Daisy Jane”, la cual funcionaría muy bien en las listas y cortes menos conocidos pero con valor artístico como son “Old Virginia”, “Tomorrow”, “Company” o “Woman tonight”.

De un sonido cálido, tierno y muy harmonioso, Hearts pasa por ser uno de los discos más apreciados de la banda. Desde luego, estoy de acuerdo con esa percepción.